Las Emociones Que Afectan Nuestra Salud?
Aspectos a tener en cuenta – La mala salud emocional puede debilitar el sistema inmunitario de su cuerpo. Esto hace que usted sea más propenso a tener resfriados y otras infecciones en los momentos emocionalmente difíciles. Además, cuando se siente estresado, ansioso o molesto, no puede cuidar de su salud tan bien como debería.
dolor de espalda cambios en el apetito dolor de pecho estreñimiento o diarrea sequedad en la boca cansancio extremo dolor y malestar general dolores de cabeza presión arterial alta insomnio (problemas para dormir) desvanecimientos palpitaciones (sensación de que su corazón se acelera) problemas sexuales dificultad para respirar rigidez en el cuello sudor molestias en el estómago aumento o pérdida de peso.
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¿Qué emociones afectan nuestra salud?
Las emociones positivas tienden a potenciar la salud tanto física como mental mientras que las emociones negativas tienden a disminuirla. A su vez, las personas que gozan de un buen estado de salud tienden a experimentar más emociones positivas y menos negativas que quienes han perdido su bienestar.
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¿Cómo influyen las emociones negativas en nuestra salud?
El miedo, la tristeza, la ira y el asco son estados emocionales que, cuando son intensos y habituales, afectan negativamente la calidad de vida de las personas. En consecuencia, las emociones negati- vas constituyen actualmente uno de los principales factores de riesgo para contraer enfermedades físicas y mentales.
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¿Qué parte del cuerpo se siente la tristeza?
Tristeza – Sentimos dolor y opresión en el pecho que puede extenderse por los costados hacia la espalda. Hay presión en la garganta, como si una mano la atenazara. Las extremidades se vuelven pesadas y todo nuestro cuerpo se enlentece. Consigue aquí material para trabajar la tristeza.
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¿Cuáles son las enfermedades del alma?
Enfermedades mentales que ‘asesinan’ el alma – Todos los órganos enferman, pero pocas enfermedades tienen más estigma que las mentales. ¿Por qué? Precisamente porque te matan el alma (risas). Las enfermedades mentales son enfermedades como cualquier otra, porque tienen una base física y somática y, por tanto, se pueden analizar, se pueden estudiar y se deberían poder curar, aunque ahora no estemos cerca de esto.
- Lo que pasa es que estas enfermedades, clásicamente, han estado asociadas a la demonización.
- Por ejemplo, cuando la gente tenía epilepsia se decía que estaba poseída.
- Gracias a la investigación hoy sabemos que la epilepsia es una enfermedad como un cáncer de páncreas o una úlcera de duodeno, lo que pasa es que no sabemos muy bien cómo curarla.
Las enfermedades mentales no son peores que las demás, aunque sí que afectan a un órgano vital, al órgano del alma Por eso en el libro defendemos que hay que aumentar el conocimiento y la investigación neurocientífica para poder llegar al meollo de la cuestión, a entender las causas y ponerle remedio.
- Lo que pasa, dicho esto, es que las enfermedades mentales afectan al comportamiento, a tu ser, a tu alma, de forma que cuando tienes un brote psicótico, por ejemplo, dejas de ser quien eres.
- Eso genera el estigma.
- Al final, si tú tienes una úlcera de duodeno, llamas al trabajo y dices que no te encuentras bien y que vas a ir al médico.
Sin embargo, si tienes un brote de depresión no llamas al trabajo, sino que tratas de disimularlo porque existe el estigma de que es una enfermedad peor que las demás. Con esta idea, obviamente, hay que acabar, porque las enfermedades mentales no son peores que las demás, aunque sí que afectan a un órgano vital, al órgano del alma.
Posiblemente las dos enfermedades del alma más recurrentes son la depresión y la ansiedad. Como destacáis en el libro, el estrés prolongado es capaz de inducir cambios en los circuitos cerebrales que acaban conduciendo a la depresión. Con tantos estresores como hemos tenido últimamente (crisis económicas, pandemias, estrés laboral, precariedad económica), ¿es lógico que se disparen los casos de depresión y ansiedad? Es completamente lógico.
El estrés continuado induce fenómenos de depresión y ansiedad y eso se ha visto durante la pandemia, en la que se ha visto que han aumentado los casos de depresión, No en toda la gente, eso sí, porque hay personas más resilientes que otras, con unas experiencias que han modelado su cerebro de determinada manera para soportar mejor estas circunstancias.
- Muchas veces recurrimos de forma simplificadora al concepto de depresión (“estoy depresivo”), cuando a lo mejor solo tenemos un momento malo y estamos un poco tristes.
- ¿Cómo diferenciar tristeza de depresión? Son dos extremos de la misma cosa.
- Uno puede estar triste porque se ha muerto un amigo o porque le han echado del trabajo.
Ahí tienes una especie de depresión exógena, con una causa objetiva que, cuando desaparece o se atenúa, desaparece también. El problema son las depresiones mayores o endógenas, cuando no hay una causa objetiva de por qué una persona está deprimida. El estrés continuado induce fenómenos de depresión y ansiedad y eso se ha visto durante la pandemia Esas depresiones son muy difíciles de curar y son devastadoras, porque dejan al individuo completamente inhabilitado.
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¿Cuando el cuerpo habla lo que la boca calla?
EL CUERPO HABLA LO QUE LA MENTE CALLA: ¿QUÉ ES LA SOMATIZACIÓN? El término “somatización” hace referencia al hecho de manifestar el malestar psicológico o emocional en forma de síntomas físicos en ausencia de una enfermedad médica o alteración orgánica que los justifique (Kurlansic, 2016). Si bien cualquier persona en un momento determinado de su vida puede somatizar (sin ser esto algo patológico), otras pueden llegar a desarrollar un trastorno diagnosticable. Así, el trastorno de síntomas somáticos se caracteriza por el padecimiento de uno o varios síntomas físicos que pueden involucrar una sola o diversas áreas corporales y que generan un malestar o problema significativo en la vida de la persona.
Además, las personas con este tipo de trastorno presentan pensamientos recurrentes y desproporcionados sobre la gravedad del síntoma, ansiedad acerca del mismo (o su estado general de salud) y/o invierten tiempo y energía en actividades relacionadas con el cuidado del síntoma (o su estado general de salud).
A pesar de que el síntoma puede no estar presente de forma continuada, éste debe aparecer de manera persistente durante más de seis meses para que pueda diagnosticarse este trastorno (American Psychiatric Association, 2013). Actualmente se estima que alrededor de un 4-7% de la población general presenta este tipo de trastorno, pudiendo aparecer tanto en la infancia o adolescencia como en la edad adulta.
No obstante, lo más habitual es que aparezca entre los 20 y los 30 años de edad. Además, se ven afectadas más mujeres que hombres (con un ratio 10:1), lo que se cree que podría estar al menos parcialmente explicado por la existencia de una mayor tendencia a comunicar los síntomas somáticos por parte de las mujeres que por parte de los hombres.
Asimismo, este trastorno se da con mayor frecuencia en personas de bajo nivel educativo y estatus socioeconómico (Kurlansic, 2016; Velasco-Morán, 2019), siendo su comorbilidad común con trastornos depresivos y de ansiedad (Velasco-Morán, 2019). Los síntomas físicos más habituales en este tipo de trastorno son de carácter (Velasco-Morán, 2019):
Gastrointestinal: dolor o hinchazón abdominal, náuseas, vómitos, diarrea, úlcerasCardiopulmonar: dolor torácico, mareos, disnea (dificultad para respirar), palpitación acelerada, hipertensión arterialSexual: dismenorrea (dolor menstrual), menstruación irregular, dispareunia (relaciones sexuales dolorosas), disfunción eréctil, pérdida de deseo sexualNeurológico: debilidad muscular, convulsiones, amnesia, desfallecimiento, cefaleas, disfagia (dificultad para tragar)
En lo que respecta a la etiopatología del trastorno por síntomas somáticos, ésta no está del todo clara. Sin embargo, se han identificado diversos factores de riesgo que podrían favorecer el desarrollo de síntomas somáticos severos de forma crónica, los cuales incluyen haber sufrido una situación de negligencia o carencias afectivas durante la infancia, experiencias traumáticas, situaciones de maltrato, abusos sexuales o eventos vitales estresantes, haber consumido alcohol u otras drogas de forma abusiva, presentar un trastorno de personalidad o vivir en lugares en los que sufrir y mostrar malestar emocional está mal visto.
- Además, una vez ha aparecido el síntoma somático, los beneficios asociados a la condición de estar enfermo (beneficios económicos, atención y apoyo social por parte de los seres queridos, evitación de responsabilidades) pueden favorecer su mantenimiento en el tiempo (Velasco-Morán, 2019).
- También es habitual que las personas que padecen este tipo de trastorno presenten alexitimia, es decir, dificultad para identificar y expresar emociones.
De este modo, al no ser capaces de identificar qué emoción están sintiendo, de expresarla o de verbalizarla, se produce la somatización, reflejándose el malestar psicológico a nivel físico (Velasco-Morán, 2019). En este sentido, el cuerpo acaba expresando el malestar que la mente es incapaz de expresar por sí misma. Se estima que al menos un 17% de los pacientes que acuden a consulta de Atención Primaria lo hacen debido a un trastorno de síntomas somáticos (Velasco-Morán, 2019). En muchas ocasiones, dado que el síntoma manifestado es de carácter físico se prescriben tratamientos que intervienen sobre las posibles causas orgánicas de éste, en lugar de sobre su verdadero origen psicológico.
Esto conlleva que en las personas con este tipo de trastorno los tratamientos prescritos no tengan efecto alguno, acumulando este perfil de pacientes largos historiales de consultas, pruebas diagnósticas y tratamientos sin hallar la solución a su problema. En este sentido, una adecuada detección de este tipo de afectación desde los servicios de Atención Primaria es especialmente importante, debiéndose derivar posteriormente a la persona al servicio de salud mental correspondiente.
Finalmente, una vez el paciente ha sido derivado a este servicio podrá recibir tratamiento farmacológico con antidepresivos o ansiolíticos (en aquellos casos en los que haya comorbilidad), así como una intervención psicoterapéutica adaptada a la persona y al origen de los síntomas presentados. Bibliografía American Psychiatric Association (2013). Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales DSM-V, Barcelona: Masson. Kurlansik, S.L., & Maffei, M.S. (2016). Somatic symptom disorder. American family physician, 93 (1), 49-54. Velasco-Morán, M.T., García, L.S., & Cabeza, I.G.
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¿Qué emociones provoca el cáncer?
Hacer frente – Los sentimientos y el cáncer Del mismo modo como el cáncer afecta su salud física, también puede ocasionar una amplia variedad de sentimientos que usted no acostumbra enfrentar. Asimismo, puede hacer que los sentimientos que se presentan parezcan más intensos. Estos sentimientos pueden cambiar a diario, cada hora o incluso cada minuto.
Sienten que tienen que ser fuertes y proteger a sus amigos y familias Buscan apoyo y recurren a seres queridos u otros supervivientes de cáncer Piden ayuda a consejeros u otros profesionales Recurren a su fe para que les ayude a sobrellevar la enfermedad
Sea lo que decida hacer, es importante que haga lo que es adecuado para usted y no se compare con otras personas. Sus amigos y familiares pueden compartir algunos de los mismos sentimientos. Si se siente a gusto, comparta esta información con ellos. Cuando usted se entera por primera vez de que tiene cáncer, puede sentir que su vida se sale de control. Esto podría ser porque:
Se pregunta si va a vivir. Su rutina normal se ve interrumpida por visitas al médico y tratamientos. La gente usa términos médicos que usted no entiende. Siente que no puede hacer lo que le gusta. Siente incapacidad y soledad.
Aun cuando usted se siente sin control, hay formas de volver a controlar la situación. Trate de informarse tanto como pueda acerca de su cáncer. Pregunte a su médico y no tema decir cuando no entiende algo. Además, muchas personas se sienten mejor si se mantienen ocupadas.
- Usted puede participar en actividades tales como música, artesanías, lectura, o aprender algo nuevo.
- Cuando usted recibió el diagnóstico por primera vez, es posible que le haya costado creer o aceptar el hecho de que tiene cáncer.
- Esto se llama negación.
- Puede ser útil ya que puede darle tiempo para adaptarse a su diagnóstico.
La negación puede también darle tiempo para sentir esperanza y más optimismo para el futuro. A veces, la negación es un problema grave. Si dura demasiado tiempo, puede impedirle recibir el tratamiento que necesita. La buena noticia es que la mayoría de las personas superan la negación.
- Generalmente, para cuando empieza el tratamiento, la mayoría de la gente acepta el hecho de que tiene cáncer y sigue adelante.
- Esto es cierto para aquellos con cáncer, así como para las personas que ellos aman y por las que se preocupan.
- Es normal que se pregunte, “¿por qué a mí?” y sienta ira contra el cáncer.
Es probable que también sienta enojo o resentimiento con sus proveedores de asistencia médica, sus amigos sanos y sus seres queridos. Y si usted pertenece a alguna religión, puede ser que también se enoje con Dios. El enojo, a menudo, se origina de sentimientos difíciles de mostrar, tales como:
Miedo Pánico Frustración Ansiedad Impotencia
Si siente enojo, no tiene que aparentar que todo está bien. El enojo puede ser útil dado que puede motivarle a actuar. Hable con su familia y amigos acerca de su enojo. O, pídale a su médico que le refiera a un consejero. Y sepa que el enojo puede ser útil ya que puede motivarlo a tomar medidas. Asusta oír que uno tiene cáncer. Es posible que tenga miedo o preocupación de:
Sentir dolor, ya sea debido al cáncer o al tratamiento Sentir la enfermedad o verse diferente como resultado de su tratamiento Encargarse de su familia Pagar sus cuentas Conservar su trabajo Morir
Algunos temores al cáncer se basan en historias, en rumores o en información equivocada. Generalmente ayuda tener una buena información para hacer frente a los temores y a las preocupaciones. La mayoría de la gente tiene menos temor cuando conoce la realidad. Una vez que las personas aceptan que tienen cáncer, a menudo sienten esperanza. Hay muchas razones para sentir esperanza. Millones de personas que han tenido cáncer están vivas hoy en día. Sus posibilidades de vivir con cáncer —y de sobrevivir al cáncer— son mejores ahora que nunca antes.
Y las personas con cáncer pueden llevar vidas activas, aun durante el tratamiento. Algunos médicos creen que la esperanza puede ayudar al cuerpo a superar el cáncer. De modo que, los científicos están estudiando si un pronóstico optimista y una actitud positiva ayuda a que las personas se sientan mejor.
Aquí se ofrecen algunas sugerencias con las que puede fortalecer un sentido de esperanza:
Planifique sus días como lo ha hecho siempre. No limite lo que le gusta hacer solo porque tiene cáncer. Busque razones para tener esperanza. Si le ayuda, anótelas o hable de esas razones con otras personas. Pase tiempo en la naturaleza, Reflexione sobre sus creencias religiosas o espirituales. Escuche historias sobre personas con cáncer que están llevando vidas activas.
Tanto durante el tratamiento como después del mismo, es normal tener estrés debido a todos los cambios por los que está pasando en su vida. La ansiedad significa que tiene preocupaciones adicionales, no puede relajarse y siente tensión. Tal vez usted nota que:
Su corazón late con más rapidez. Tiene dolores de cabeza o dolores musculares. No siente ganas de comer. O come más. Tiene malestar estomacal o diarrea. Siente que tiembla, que está débil o que tiene mareos. Tiene un nudo en la garganta y en el pecho. Duerme demasiado o muy poco. Le resulta difícil concentrarse.
Si siente alguna de estas cosas, hable con su médico. Si bien estos son signos comunes de estrés, usted querrá asegurarse de que no se deben a los medicamentos ni al tratamiento. El estrés también puede impedir que su cuerpo se cure de la manera en que debería hacerlo.
Si siente preocupación por el estrés, pida a su médico que le sugiera a un consejero con quién hablar. También podría tomar una clase que enseñe formas de sobrellevar el estrés. La clave es encontrar cómo controlar su estrés y no dejar que este le controle a usted. Muchas personas con cáncer se sienten tristes.
Tienen una sensación de haber perdido su salud y la vida que tenían antes de enterarse de tener la enfermedad. Incluso cuando haya terminado el tratamiento, puede ser que todavía sienta tristeza. Esta es una respuesta normal ante cualquier enfermedad grave.
Es posible que lleve tiempo superar y aceptar todos los cambios que están ocurriendo. Cuando siente depresión, puede sentirse con muy poca energía, con cansancio y sin ganas de comer. En algunas personas, estos sentimientos desaparecen o disminuyen con el tiempo. En otras, estas emociones pueden intensificarse.
Los sentimientos dolorosos no mejoran y se interponen en la vida cotidiana. Esto puede ser una afección médica llamada depresión, Para algunas personas, el tratamiento del cáncer puede haber contribuido a este problema cambiando la forma como funciona el cerebro.
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¿Qué dolores puede causar la tristeza?
¿Cuáles son los principales síntomas físicos de la depresión? – La depresión puede causar graves estragos en tu cuerpo. Afecta casi todos los aspectos de tu salud física, como, por ejemplo:
Fatiga: La alteración de los patrones normales de sueño es común en la depresión. La persona puede dormir muy poco o demasiado. La falta de sueño puede causar fatiga, lo que a su vez, se traduce en problemas con el funcionamiento sencillo de forma cotidiana. La pérdida de concentración y enfoque puede afectar el trabajo, la vida familiar y las relaciones. El agotamiento también puede contribuir al debilitamiento del sistema inmunológico, lo que te expone a un mayor riesgo de contraer enfermedades.5
Pérdida o aumento de peso: La depresión afecta a todas las personas de forma diferente. Algunas pueden tener antojos de comida y aumentar de peso. Otras pueden no sentir deseos de comer y perder peso. A veces, estas fluctuaciones de peso pueden ser repentinas y un posible síntoma de depresión.
Disminución del nivel de energía: Es común que una persona con depresión pierda interés en los pasatiempos o actividades que solía disfrutar. Los niveles de energía disminuyen y es común sentir fatiga. La pérdida de energía a largo plazo puede ser un síntoma de depresión.
Pérdida del deseo sexual: La pérdida de la libido o del interés en el sexo a menudo se considera uno de los principales síntomas de la depresión.6 La serotonina, un neurotransmisor importante, ayuda a regular tu deseo sexual. Por lo general, cuando hay disponible menos serotonina, el deseo sexual y la libido también disminuyen. Sin embargo, el sexo y la excitación están vinculados a una pérdida de interés general en otras cosas que también disfrutas. Esta es una de las formas principales en las que la depresión afecta al cuerpo. El estrés o la depresión en una relación también puede contribuir a los problemas sexuales, o viceversa.
Enfermedad: La disminución del nivel de energía, una nutrición deficiente y la falta de sueño debido a la depresión pueden reducir la capacidad de tu cuerpo para combatir las enfermedades. El estrés a largo plazo, que generalmente causa depresión, contribuye a niveles elevados de la hormona cortisol. Cuando el cortisol permanece alto, causa inflamación y reduce el recuento de glóbulos blancos, lo que puede debilitar el sistema inmunológico del cuerpo y su capacidad para combatir los resfriados, la gripe y enfermedades más graves. No es raro que las personas que padecen condiciones crónicas y enfermedades graves también tengan depresión.
Dolor: Se cree que existe una conexión muy cercana entre el dolor y el cerebro. Las personas que sufren de depresión pueden tener dolor de cabeza, dolor de espalda, fibromialgia y otros tipos no específicos de molestias y dolores como un síntoma de depresión.7 Por otra parte, las personas que sufren de dolor crónico también pueden tener depresión. La depresión puede traducirse en malos hábitos de salud (dieta, sueño y ejercicio deficientes), lo que puede empeorar las molestias y los dolores, y viceversa, y causar un ciclo vicioso de dolor y depresión que puede parecer interminable.
Si estás sufriendo de depresión o uno o más síntomas de la depresión, consulta con tu médico o terapeuta.
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¿Cómo se afecta la salud mental y por qué?
La salud mental es el estado de equilibrio que debe existir entre las personas y el entorno socio-cultural que los rodea. Ello, incluye el bienestar emocional, psíquico y social e influye en cómo piensa, siente, actúa y reacciona una persona ante momentos de estrés. Es la base para el bienestar y funcionamiento efectivo de una persona y su comunidad. La inseguridad, desesperanza, rápido cambio social, riesgos de violencia, problemas que afecten la salud física, factores y experiencias personales, interacción social, valores culturales, y experiencias familiares, escolares y laborales, son algunos de los elementos que la afectan.
Los trastornos mentales se originan por múltiples factores que afectan a la población sin distinción de raza, género o edad, éstos suelen ser vinculados con factores genéticos, psicológicos, neurológicos, ambientales o sociales, entre otros, por lo cual su tratamiento requiere de un equipo multidisciplinario (médicos, psicológicos, psiquiatras), cuya finalidad es mejorar la calidad de vida de la persona.
La Organización Mundial de la Salud indica que para el año 2020 la depresión será la segunda causa de discapacidad a nivel mundial. La Secretaría Federal estima que de los 15 millones de personas que padecen algún trastorno mental en México, la mayoría son adultos jóvenes en edad productiva. La depresión, trastornos de ansiedad, trastorno por Déficit de atención, autismo, trastornos de la conducta alimentaria, son algunos de los diagnósticos más comunes entre la población. Fuente: Facultad de Medicina de la UNAM
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¿Cuando el alma está triste el cuerpo se enferma?
Aumenta el estrés – La tristeza también afectará a la hormona cortisol, Esta es importante en el control de los niveles de azúcar en la sangre, la presión sanguínea y la calidad del sueño. Todo esto hace que la tristeza sea el estado psicológico más dañino para la salud. Está relacionada con:
Cardiopatías. Así lo afirma este estudio realizado por la Universidad de Caldas (Colombia).
Tanto el estrés como la depresión pueden favorecer la precipitación de una enfermedad y agravarla. Cuando estás estresado o extremadamente triste, puedes observar cómo nada funciona con regularidad. Tus defensas bajan y el riesgo de caer enfermo aumenta considerablemente, según afirma esta investigación publicada por la Revista Chilena de Neuro-Psiquiatría.
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¿Cuáles son las emociones positivas y negativas?
Si te preguntan qué emociones son negativas y cuáles positivas, seguro que encuentras una respuesta rápida. Aquellas que nos incomodan (miedo, ansiedad, tristeza) son negativas, y aquellas que nos proporcionan bienestar, positivas. No obstante, el espectro de las emociones es amplio y cada uno de nosotrxs pasaremos por ellas a lo largo de nuestra vida en repetidas ocasiones.
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¿Cómo te afectan las emociones a ti ya los demás?
¿Cómo contribuye lo “positivo”? – Las emociones positivas tienen otros beneficios. En lugar de limitarnos, éstas afectan nuestro cerebro y aumentan nuestra conciencia, atención y memoria. Ayudan a absorber más información, mantener varias ideas al mismo tiempo y comprender cómo las ideas se relacionan unas con otras.
- Es vital seguir estos puntos para generar mayores sentimientos positivos:
- – Cambia las ideas que perturban nuestro actuar.
- – Elige una emoción y poténciala.
- – Haz una lista de lo positivo y negativo en tu vida para conocerte un poco más.
: ¿Cómo influye las emociones en los comportamientos de las personas?
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¿Cuántas son las emociones?
La clásica plantea que las mismas son asco, tristeza, alegría, enojo, miedo y sorpresa; y la postura actual con- cluye que las emociones básicas son tristeza, alegría y la combinación de miedo/sorpresa por un lado y enojo/asco por otro.
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