Como Tratar A Niños Con Sindrome De Down?
Terapias de tratamiento – Pueden utilizarse diversos tipos de terapia en los programas de intervención temprana y durante toda la vida para potenciar el desarrollo, la independencia y la productividad lo más posible. Abajo encontrará una lista de algunas de estas terapias.5
- La fisioterapia incluye actividades y ejercicios que ayudan a desarrollar las habilidades motrices, aumentar la fuerza muscular y mejorar la postura y el equilibrio.
- La fisioterapia es importante, especialmente al comienzo de la vida del niño, porque las habilidades físicas son la base de otras habilidades. La habilidad de darse vuelta, gatear y alcanzar objetos ayuda a los bebés a aprender sobre el mundo que los rodea y a interactuar con él.
- Un fisioterapeuta también puede ayudar al niño con síndrome de Down a compensar sus limitaciones físicas, como un menor tono muscular, de modo de prevenir problemas a largo plazo. Por ejemplo, un fisioterapeuta podría ayudar al niño a caminar de manera tal que no desarrolle dolor en los pies a largo plazo.6
- La terapia del habla y del lenguaje puede ayudar a los niños con síndrome de Down a mejorar sus habilidades de comunicación y a usar el lenguaje de manera más efectiva.
- Los niños con síndrome de Down suelen aprender a hablar más tarde que sus pares. Un terapeuta del habla y del lenguaje puede ayudarlos a desarrollar las habilidades necesarias para la comunicación más temprano, por ejemplo, cómo imitar los sonidos. El terapeuta también puede enseñarle al bebé a mamar, ya que amamantarse puede fortalecer los músculos que luego se utilizan para hablar.5
- En muchos casos, los niños con síndrome de Down comprenden el lenguaje y tienen deseos de comunicarse antes de poder hablar. Un terapeuta del habla y del lenguaje puede ayudar al niño a utilizar medios alternativos de comunicación, como el lenguaje de señas o imágenes, hasta que aprenda a hablar.7
- Aprender a comunicarse es un proceso continuo, por lo que una persona con síndrome de Down podría también beneficiarse al recibir terapia del habla y del lenguaje durante los años escolares e incluso después. El terapeuta puede ayudar a mejorar las habilidades para conversar, pronunciar y comprender lo que se lee (comprensión lectora), así como para aprender y recordar palabras.
- La terapia ocupacional ayuda a encontrar maneras de ajustar las actividades y las condiciones de la vida cotidiana a las necesidades y las habilidades de la persona.
- Este tipo de terapia enseña habilidades para el cuidado personal 5 como comer, vestirse, escribir y usar una computadora.
- Un terapeuta ocupacional podría brindar herramientas especiales que ayuden a mejorar el funcionamiento diario, tales como un lápiz más fácil de agarrar.
- En la escuela secundaria, un terapeuta ocupacional podría ayudar a los adolescentes a identificar trabajos, carreras o habilidades que se adapten a sus intereses y capacidades.
- Las terapias emocionales y conductuales ayudan a responder a los patrones de conducta deseable o no deseable. Los niños con síndrome de Down pueden sentirse frustrados debido a la dificultad para comunicarse, desarrollar comportamientos compulsivos y tener el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (ADHD por sus siglas en inglés) y otros trastornos de salud mental. Estos tipos de terapia intentan comprender por qué el niño está comportándose mal, encontrar maneras y estrategias para evitar o prevenir estas situaciones y enseñar maneras más positivas de reaccionar ante estas situaciones.
- Un psicólogo, consejero u otro profesional de la salud mental pueden ayudar al niño a manejar sus emociones y a desarrollar habilidades interpersonales y habilidades para enfrentar problemas.
- Los cambios hormonales de los adolescentes durante la pubertad pueden generar cierta agresividad. Los terapeutas conductuales pueden ayudar a los adolescentes a reconocer sus emociones intensas y enseñarles maneras más saludables de tranquilizarse.
- Los padres también podrían apoyarse en estos profesionales para ayudar al niño con síndrome de Down a lidiar con las dificultades de la vida cotidiana y desarrollar al máximo su potencial.8
Contents
¿Cómo debemos tratar a un niño con síndrome de Down?
El Síndrome de Down es una de los defectos congénitos más comunes en la actualidad, se estima 1 cada 700 niños en el mundo nacen con esta discapacidad. Este Síndrome tiene una causa biológica, y si bien se puede diagnosticar tempranamente, no tiene cura ni existen formas de prevenirlo.
Dentro de las características principales, se encuentra cierto grado de discapacidad intelectual y ciertos problemas de salud asociados a éste síndrome, como por ejemplo, deficiencia cardíaca, problemas en la visión, entre otros. El nivel de gravedad de estos problemas, dependerá del grado de discapacidad que presente el niño.
El Síndrome de Down no es una enfermedad sino una condición, y en tanto condición, no necesita de ningún tipo de tratamiento médico propiamente dicho sino la intervención de profesionales especializados en el tema para fomentar un desarrollo adecuado, más allá de los problemas de salud que pueda acarrear.
- Pasos a seguir: 1 Infórmate acerca del tema para poder comprender un poco más a tu hijo.
- Es importante que seas consciente de todo lo que implica este síndrome para, de este modo, actuar en consecuencia.
- Visita la web www.sindromedown.net que te brindará la información necesaria.2 Visita al médico para controlar la salud de tu hijo.
Debido a los problemas de salud asociados con el síndrome de Down, es importante tener un control de su salud para poder intervenir tempranamente.3 Estimula a tu hijo. Es importante estimularlo en todas las actividades posibles, ya sea concurriendo a una institución deportiva, realizando manualidades, fomentando actividades con sus compañeros.
Ayúdalo con la tarea, y dedícale una parte del día a jugar con él. Es fundamental el estimulo que la familia le pueda dar al niño.4 Habla con los mayores que se vinculan con tu hijo. Es fundamental tener contacto con todos los adultos que se relacionan con tu hijo en las diversas actividades, ya sea su profesora de la escuela, de gimnasia, etc.
Demuéstrales que éstas involucrada y trasmíteles la importancia de que te informen acerca de la evolución de tu hijo. Genera confianza entre ustedes para poder trabajar en equipo por el bien de tu hijo.5 Demuéstrale tu amor. Los niños que tienen Síndrome de Down suelen ser muy cariñosos con todas las personas.
- Demuéstrale tu cariño, transmítele amor y tranquilidad.
- Habla con los demás integrantes de la familia para que no repriman la demostración de cariño, sino que la fomenten.6 Fomenta su independencia.
- Es importante que los niños tomen ciertas decisiones, al igual que el resto de los niños, acerca de determinadas situaciones, como por ejemplo que ropa ponerse, que película ver.7 Es importante reforzar su autoestima y su sentimiento de seguridad, tienes que fomentar que tenga confianza en sí mismo, eso te ayudará a tratar a los niños con síndrome de Down.
Este artículo es meramente informativo, en unCOMO no tenemos facultad para recetar ningún tratamiento médico ni realizar ningún tipo de diagnóstico. Te invitamos a acudir a un médico en el caso de presentar cualquier tipo de condición o malestar. Si deseas leer más artículos parecidos a Cómo tratar a niños con síndrome de Down, te recomendamos que entres en nuestra categoría de Salud mental,
Habla con un médico para saber como tratar en detalle a los niños con síndrome de Down.
¿Cómo hablar con un niño con síndrome de Down?
Habla con palabras cortas y sencillas. Las palabras de más de tres sílabas le resultan difíciles. Muchas personas con síndrome de Down y disfasia tienen problemas de agudeza visual: si te apoyas en dibujos o texto escrito procura que sea siempre grande y claro.
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¿Que le gusta a los niños con síndrome de Down?
Música: la aliada de los niños con Síndrome de Down ¿Sabías que? Los niños con síndrome de Down tienen una gran sensibilidad para la música. Todos ellos adoran escuchar música, bailar o cantar en cualquier ocasión. Es quizás una capacidad innata. De hecho, algunas personas con síndrome de Down, pese a sus dificultades de coordinación motriz, han conseguido aprender a tocar un instrumento musical con relativa maestría.
- Se ha intentado mejorar la calidad de vida del síndrome de Down por medio de tratamiento musicales –la musicoterapia-, y se ha demostrado que este tipo de terapia ha resultado muy efectiva en los campos cognitivo, social, personal, emocional y fisiológico.
- ¿En qué consiste la musicoterapia?
- La música tiene una gran variedad de funciones, así como estimular la expresión emocional, representación simbólica y estética.
La musicoterapia es la utilización de la música para conseguir objetivos terapéuticos con el fin de facilitar cambios en la conducta. Estos cambios ayudan a que el individuo en terapia se entienda mejor a sí mismo y a su propio mundo, llegando así a adaptarse mejor a la sociedad.
David y cols., 200, citado en Benés de Toro, 2000: 289). La musicoterapia tanto puede basarse en técnicas en las que las personas con SD tengan que participar activamente (por ejemplo, cantando una canción o tocando un instrumento musical) o bien a través de la escucha y la audición, de modo más pasivo.
Cualquier tipo de música es útil para dicho tratamiento. Sin embargo, si la música escuchada es conocida, los individuos se sienten más cómodos y confiados. Metodología y etapas para la introducción a la musicoterapia: Para asegurar el éxito de la técnica es básico seguir una serie de pautas en la estructuración de la misma.
- Recogida y análisis de la información: entrevista con los padres, valoración de la historia clínica
- Exploración y diagnóstico: sesiones iniciales de exploración
- Trazado de objetivos: planteamiento de los objetivos generales y específicos
- Planificación del tratamiento: etapas, esquema de las sesiones, actividades y técnicas a realizar
- Evaluación y seguimiento: observación diaria, seguimiento mensual.
¿Qué efectos tiene en los niños con síndrome de Down?
- Desarrollo de la capacidad creativa e imaginativa
- Estimulación del lenguaje y la memoria
- Mejora de la disposición ante las relaciones sociales y a adquirir habilidades sociales a la hora de comportarse en grupo
- Mejora de la autoestima y la confianza
- Facilita el desarrollo vocal, auditivo y las habilidades motoras
- Fomenta la expresión verbal y corporal de las emociones
Es importante que la sesión de musicoterapia se acompañe con movimiento, En un principio los movimientos pueden ser libres, pero a medida que la persona interioriza la música, se intenta que estos empiecen a ir coordinados con la música y trabajen la memoria rítmica.
Así mismo, se mejora la hipotonía muscular que acostumbran a padecer. Además, la música también puede tener un papel importante en el ocio de las personas con síndrome de Down ya que, si conocen algún instrumento, se les anima a crear grupos, realizar actuaciones, ir a conciertos, salir a bailar Por eso, la musicoterapia se plantea como una herramienta complementaria más en el desarrollo de los niños con síndrome de Down para que puedan adaptarse a sus tiempos y sentirse más valorados e incluidos dentro de su entorno y sociedad, con el objetivo de mejorar su calidad de vida.
: Música: la aliada de los niños con Síndrome de Down
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¿Cómo trabajar psicologicamente con un niño con síndrome de Down?
Terapias de tratamiento – Pueden utilizarse diversos tipos de terapia en los programas de intervención temprana y durante toda la vida para potenciar el desarrollo, la independencia y la productividad lo más posible. Abajo encontrará una lista de algunas de estas terapias.5
- La fisioterapia incluye actividades y ejercicios que ayudan a desarrollar las habilidades motrices, aumentar la fuerza muscular y mejorar la postura y el equilibrio.
- La fisioterapia es importante, especialmente al comienzo de la vida del niño, porque las habilidades físicas son la base de otras habilidades. La habilidad de darse vuelta, gatear y alcanzar objetos ayuda a los bebés a aprender sobre el mundo que los rodea y a interactuar con él.
- Un fisioterapeuta también puede ayudar al niño con síndrome de Down a compensar sus limitaciones físicas, como un menor tono muscular, de modo de prevenir problemas a largo plazo. Por ejemplo, un fisioterapeuta podría ayudar al niño a caminar de manera tal que no desarrolle dolor en los pies a largo plazo.6
- La terapia del habla y del lenguaje puede ayudar a los niños con síndrome de Down a mejorar sus habilidades de comunicación y a usar el lenguaje de manera más efectiva.
- Los niños con síndrome de Down suelen aprender a hablar más tarde que sus pares. Un terapeuta del habla y del lenguaje puede ayudarlos a desarrollar las habilidades necesarias para la comunicación más temprano, por ejemplo, cómo imitar los sonidos. El terapeuta también puede enseñarle al bebé a mamar, ya que amamantarse puede fortalecer los músculos que luego se utilizan para hablar.5
- En muchos casos, los niños con síndrome de Down comprenden el lenguaje y tienen deseos de comunicarse antes de poder hablar. Un terapeuta del habla y del lenguaje puede ayudar al niño a utilizar medios alternativos de comunicación, como el lenguaje de señas o imágenes, hasta que aprenda a hablar.7
- Aprender a comunicarse es un proceso continuo, por lo que una persona con síndrome de Down podría también beneficiarse al recibir terapia del habla y del lenguaje durante los años escolares e incluso después. El terapeuta puede ayudar a mejorar las habilidades para conversar, pronunciar y comprender lo que se lee (comprensión lectora), así como para aprender y recordar palabras.
- La terapia ocupacional ayuda a encontrar maneras de ajustar las actividades y las condiciones de la vida cotidiana a las necesidades y las habilidades de la persona.
- Este tipo de terapia enseña habilidades para el cuidado personal 5 como comer, vestirse, escribir y usar una computadora.
- Un terapeuta ocupacional podría brindar herramientas especiales que ayuden a mejorar el funcionamiento diario, tales como un lápiz más fácil de agarrar.
- En la escuela secundaria, un terapeuta ocupacional podría ayudar a los adolescentes a identificar trabajos, carreras o habilidades que se adapten a sus intereses y capacidades.
- Las terapias emocionales y conductuales ayudan a responder a los patrones de conducta deseable o no deseable. Los niños con síndrome de Down pueden sentirse frustrados debido a la dificultad para comunicarse, desarrollar comportamientos compulsivos y tener el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (ADHD por sus siglas en inglés) y otros trastornos de salud mental. Estos tipos de terapia intentan comprender por qué el niño está comportándose mal, encontrar maneras y estrategias para evitar o prevenir estas situaciones y enseñar maneras más positivas de reaccionar ante estas situaciones.
- Un psicólogo, consejero u otro profesional de la salud mental pueden ayudar al niño a manejar sus emociones y a desarrollar habilidades interpersonales y habilidades para enfrentar problemas.
- Los cambios hormonales de los adolescentes durante la pubertad pueden generar cierta agresividad. Los terapeutas conductuales pueden ayudar a los adolescentes a reconocer sus emociones intensas y enseñarles maneras más saludables de tranquilizarse.
- Los padres también podrían apoyarse en estos profesionales para ayudar al niño con síndrome de Down a lidiar con las dificultades de la vida cotidiana y desarrollar al máximo su potencial.8
¿Qué piensan los niños con síndrome de Down?
¿Cómo se perciben a sí mismas las personas con síndrome de Down? – Brian Skotko, Susan P. Levine, Richard Goldstein Children’s Hospital Boston Boston MA, USA Presentación y justificación En este artículo elaborado para Canal Down21, vamos a resumir ampliamente los resultados de un estudio científico que hemos publicado recientemente (1) para evaluar de manera objetiva cómo se ven y se consideran a sí mismos los jóvenes adultos con síndrome de Down.
- Su punto de vista es cada vez más importante para darlo a conocer a toda la sociedad, pues es lo que más desean conocer los padres que han concebido un hijo con síndrome de Down.
- Porque conforme va creciendo la discusión internacional sobre las nuevas pruebas prenatales para el síndrome de Down, constatamos de manera muy notable que en la literatura investigadora falta una perspectiva fundamental: las voces de las propias personas con síndrome de Down.
Ellas han escrito autobiografías, han dado conferencias, han creado sus propias páginas Web; pero sus puntos de vista no han sido analizados de forma colectiva y sistemática. Y sin embargo, sus puntos de vista son de lo más crítico ante algunas de las preguntas más apremiantes que expresan los padres que esperan a un hijo: ¿Qué significa tener SD? ¿Será feliz mi hijo con síndrome de Down? ¿Tendrá una buena vida? Las personas con síndrome de Down muestran niveles diversos de “autoconcepto”, es decir, qué piensan y cómo se sienten sobre sí mismos,
Para las personas con desarrollo ordinario, se ha dividido este principio por lo general en seis etapas de desarrollo, habiéndose demostrado que son similares para las personas con síndrome de Down aunque con más retraso: auto-reconocimiento (capacidad para reconocerse a sí mismo), auto-representación (capacidad para distinguirse a sí mismo de los demás), auto-descripción (capacidad para articular rasgos de sí mismo), auto-afirmación (capacidad de motivarse para alcanzar un objetivo), auto-regulación (capacidad para cambiar su conducta en función de la situación), y auto-evaluación (capacidad de reflexionar sobre sí mismo).
Esta última categoría, llamada también autoestima, ha sido estudiada sólo en muestras pequeñas de personas con síndrome de Down. Algunos estudios a pequeña escala han contemplado la cuestión del autoconcepto y autoestima en personas con síndrome de Down.
Sus resultados han sugerido, en lo que concierne a las áreas de la competencia académica, las capacidades físicas y la aceptación social, que las personas con síndrome de Down muestran puntos de vista muy positivos sobre sí mismas, y que incluso esa visión se reforzaba al avanzar la edad. Niños pequeños con SD, de 4-6 años, tenían un autoconcepto similar al de compañeros suyos de igual edad mental; y jóvenes adultos con SD se evaluaban de manera positiva en encuestas sobre la autoestima.
En una combinación de entrevistas, fotografías y tests estandarizados, otro grupo de jóvenes adultos con síndrome de Down de 17-24 años mostraron una alta autoestima que no se veía afectada por su variable conciencia sobre su condición genética. Cuando se les pidió que se describieran a sí mismos, mostraron un sesgo claramente mayor hacia visiones positivas que negativas.
Tendían a expresarse diciendo: “Soy mejor que.”, y no “Soy peor que.”. En su conjunto, estos estudios sugieren que las personas con síndrome de Down tienden a tener una autoestima positiva; pero hasta ahora, no se ha hecho estudio alguno a gran escala. Conforme más y más matrimonios van conociendo prenatalmente el diagnóstico de síndrome de Down, va creciendo igualmente la necesidad de disponer de auto-perspectivas más precisas por parte de las personas que viven con esta condición.
Los matrimonios que actualmente esperan un hijo piden también información más matizada –es decir, saber simplemente que las personas con síndrome de Down tienen una autoestima positiva no parece serles ya suficiente. Las parejas desean saber su capacidad de hacer amigos, si se comprometen en relaciones significativas y si participan en la dinámica familiar.
- Por eso, en este estudio que hemos realizado preguntamos a las propias personas con SD sobre sus vidas y –por primera vez– les pedimos que den su consejo a las parejas que esperan un hijo.
- Metodología Con toda intención nos hemos limitado a personas de 12 años o más, ya que por debajo de esa edad serían más dependientes de sus padres o cuidadores a la hora de responder a la encuesta.
Y nuestro objetivo era que fueran ellas las que respondieran de manera espontánea, es decir, sin dejarse guiar o dirigir por sus padres. Si acaso, permitimos que los padres les explicaran el concepto o sentido de alguna palabra o pregunta. Inicialmente participó un grupito de 5 personas, como estudio piloto, para hacer una estimación inicial de la encuesta.
- Posteriormente, ampliamos el estudio a 300 familias, para comprobar la validez y fiabilidad de la prueba.
- Y por último enviamos la encuesta a 4.924 familias pertenecientes a 6 asociaciones de padres distribuidas por diversos estados de Estados Unidos de américa.
- Tomamos todas las medidas oportunas para que fueran las personas con SD las que respondieran a la encuesta y metieran las respuestas en un sobre y nos lo enviaran.
Como ya hemos dicho, los padres sólo podían explicar el sentido de la pregunta en caso necesario. Pero los padres y hermanos recibieron al mismo tiempo otras encuestas, de modo que sus respuestas sirvieron para conocer la situación familiar y vital de sus hijos, lo que permitió relacionar las respuestas de los hijos con SD con otras variables de su vida (entorno familiar, nivel social, estado de salud, etc.).
- Recibimos 319 respuestas.
- Dado que el 39% de las familias tenían hijos de 12 años o más, calculamos que deberían haber recibido la encuesta 1.925 personas con síndrome de Down de esa edad, por lo que el porcentaje de respuestas se estimó en el 17%.
- La media de edad de quienes respondieron fue de 23,4 años (entre 12,1 y 51,9 años), y mostraban todo un espectro de capacidades funcionales.
Su formación educativa fue también muy diversa, estando la mayoría en etapas escolares o post-escolares. Aparte de preguntarles sobre sus datos personales, estudios, vida familiar, etc., las preguntas sobre cómo se sentían en la actualidad fueron las siguientes:
- ¿Te sientes feliz con tu vida?
- ¿Te gustas tal como eres?
- ¿Te resulta fácil hacer amistades?
- ¿Te parece que ayudas a otras personas?
- ¿Te gusta el aspecto que tienes?
- ¿Amas a tu familia?
- ¿Te sientes triste con tu vida?
- ¿quieres a tus hermanos o hermanas?
- ¿Te parece que tus hermanos son buenos amigos tuyos?
- ¿Te parece que tus padres prestan más atención a tus hermanos y no la suficiente a ti?
Las respuestas posibles eran: “Sí, es decir, siempre”, “La mayor parte del tiempo”, “De vez en cuando”, y “No, es decir, nunca”. Además, se les dio la oportunidad de responder de forma abierta a las dos siguientes preguntas, si lo querían:
- Si unos papás fueran a tener ahora mismo un bebé con síndrome de Down, ¿qué te gustaría decirles?
- ¿Qué te gustaría decirles a los médicos sobre tu vida con síndrome de Down?
Principales resultados a) Sobre sí mismos La inmensa mayoría de las personas con síndrome de Down respondieron que se sentían felices con sus vidas, les gustaba su aspecto y les gustaba cómo eran. El grado de felicidad fue inverso al número de padres implicados (es decir, los hijos de padres adoptivos eran menos tajantes en su afirmación sobre la felicidad).
- La religión jugaba también cierto papel.
- La situación en que vivían también tenía influencia, de modo que quienes vivían en centros residenciales tendían a sentirse menos felices que quienes vivían en un piso con otros, o de forma independiente, o con sus padres.
- También, aquellos que tenían más problemas de salud tendían a estar menos satisfechos con su aspecto o apariencia.
Hubo un pequeño número de personas con síndrome de Down que se sentían tristes con su vida. Este sentimiento estuvo claramente asociado con personas que estaban en la etapa escolar de bachillerato, o justo después de haber estado en esa etapa. b) En relación con los demás También aquí la inmensa mayoría de las personas con síndrome de Down afirmaron que aman a su familia, incluidos sus hermanas y hermanos.
Una sustancial mayoría los consideran buenos amigos. Sólo un pequeño porcentaje sintió que sus padres prestaban excesiva cantidad de atención a sus hermanos. La mayoría afirmó que pueden hacer amigos con facilidad; quienes no pensaban así eran en su mayoría los que vivían en centros. La mayoría de quienes respondieron, y especialmente los que según sus padres tenían mejores habilidades funcionales, pensaban que ayudaban a otros.
c) Consejos a los nuevos padres El 63% de los que cumplimentaron el cuestionario respondió a las preguntas de respuesta abierta sobre cómo aconsejarían a los padres de un recién nacido con síndrome de Down. Muchos desearon destacar a los padres que habría amor mutuo entre ellos y el bebé.
Mencionaron que sus vidas eran buenas (“”si todos fueran tan felices como yo, sería algo grande”, “no es tan malo tener síndrome de Down”, “soy muy feliz en mi vida, tengo amigos a los que atender y me quieren”) y que no estuviesen preocupados, tristes o temerosos (“no estéis tristes, todos podemos aprender”, “todo va a ir bien”, “no tengáis miedo, vuestro bebé va a tener una vida hermosa”).
Algunos ofrecieron sus “apuntes” (“deja que tu hijo sueñe y ayúdale”, “préstale más atención que a los demás hijos”, “necesitan más apoyos en el lenguaje”, “cuida sus problemas cardíacos”, “enséñale el lenguaje de signos”, “viaja con tu hijo”, “trátale como a un hijo normal”).
- Pusieron especial énfasis en la paciencia (“el bebé va a tener que trabajar duro, ayúdale a conseguir sus objetivos”, “si las cosas vienen mal, no abandonéis”, “sed pacientes porque he visto que para mí, el aprender es más duro”).
- Algunos señalaron los parecidos que hay entre quienes tienen síndrome de Down y quienes no lo tienen.
Y algunos compartieron sus sentimientos negativos (“a veces tu bebé enfermará muchas veces, llévale al hospital”, “odio las necesidades especiales, quiero ser una persona corriente, como mi hermano”). Otros animaron directamente a los padres a que mantuvieran su embarazo (“¡llevaos el bebé a casa!”, “deberían mantener al niño, no aborten”, “tenéis un lindo bebé, por favor cuidadlo”.
- D) Consejos a los médicos El 66% de los que cumplimentaron el cuestionario respondió a las preguntas de respuesta abierta sobre qué deberían saber los médicos acerca del síndrome de Down,
- Casi la mitad declararon que sus vidas eran buenas o que se sentían felices con sus vidas (“me siento orgulloso de lo que soy”, “mi vida es perfecta”, “de verdad amo a mi vida”, “mi vida funciona”, “trabajo duro y soy feliz”).
Algunos pidieron ser valorados (“no soy diferente de las demás personas”, “mírame a mí: puedo hacer toda clase de cosas que tú no pensabas que podría hacerlas”, “no nos rotulen, las personas con síndrome de Down pueden hacer cantidad de cosas”, “me gustaría que los padres valoraran a una persona con síndrome de Down”).
Algunos destacaron que tenían ciertas esperanzas y sueños, al igual que las personas que no tienen síndrome de Down (“es fácil, simplemente sigue tus sueños”, “somos grandes personas, hay muchas posibilidades para nosotros, podemos ser cualquier cosa”, me gustaría casarme algún día; me gustaría trasladarme a un apartamento con otras personas”, “simplemente soy una persona a la que le gusta el fútbol, el béisbol y el baloncesto”).
Otros comentaron sobre sus amigos: “me gusta salir con mi hermano y mis amigos”, “me gusta visitar a mis amigos y jugar al X-Box con ellos”, “tengo buenos amigos y me gusta salir por ahí”, “todos mis amigos tiene SD; no es tan mal vivir con ello”. O sobre su familia: “mi madre dice que son para ello el muchacho perfecto; dice que está feliz de que sea su chico”, “me siento amado por mis padres, mis abuelos, mis tíos, mis primos”.
O sobre la escuela y actividades comunitarias: “Trabajo, voy a la escuela, tengo amigos y me divierto”, “soy voluntario en el centro cívico como conserje”, “me gusta pasear al puerto y al banco”, “me baño en el verano, juego al golf en el otoño y hago ski en el invierno”, “uno de los obstáculos que pasé fue aprobar los exámenes del estado; después de aprobarlo obtuve el diploma de bachillerato”.
Algunas de las preguntas no obtuvieron respuesta, y otras tuvieron un sentido negativo (11%): “me gustaría quitarme este cromosoma extra”, “me siento mal con mis padres debido a mi salud (diabetes)”, “odio tener síndrome de Down pero llevo una buena vida y tengo amigos”, “me gustaría conducir un coche”, “no me gusta esto, pero lo llevo de manera positiva”.
Nuestros comentarios La inmensa mayoría de las personas con síndrome de Down incluidas en este estudio, de 12 años en adelante, respondieron que vivían unas vidas felices y plenas. Aman a sus familias, incluidos sus hermanos. En diversos grados, esta autoestima positiva estaba asociada con la situación de los padres en casa, la religión, la localización geográfica, la situación de su vida y las condiciones de salud.
Con todo, lo más intrigante fue lo que NO estaba asociado a la felicidad que comentaban: las habilidades funcionales: tanto quienes tenían altas habilidades como las que tenían bajas, declaraban niveles parecidos de satisfacción personal. Y también tenían grados diversos de dificultades de aprendizaje, según informaban los padres, y sin embargo respondían con el mismo sentido positivo.
Cuando se les pidió que dieran consejos a su padres, afirmaban que se sentían felices con su s vidas, y a los padres en espera les aseguraban que su hijo les amaría y que su familia sería mejor como consecuencia de haber tenido ese hijo. Similares comentarios hacían los médicos. Podemos decir, pues, que las personas a las que encuestamos declararon que se sentían muy satisfechas a pesar de reconocer los problemas que acompañan a su condición.
Por supuesto, esta impresión no fue uniforme. Un porcentaje pequeño de personas con síndrome de Down confesaron que se sentían tristes. Tendían a ser alumnos en la etapa de bachillerato o justo después. Es una etapa difícil para muchos adolescentes incluso sin síndrome de Down, y este resultado puede señalar las especiales dificultades con que se enfrentan los adolescentes con SD durante esta importante etapa de transición.
- Una etapa en la que otros compañeros hacen planes para ir a la universidad, encontrar trabajo, etc., y puede ser el momento en que por primera vez los jóvenes con síndrome de Down se dan cuenta de que su futuro puede ser diferente.
- Afirman que pueden hacer amigos con facilidad, pero quienes peor lo tenían eran los que vivían en centros; y es que pueden ser socialmente limitantes ya que viven constantemente con las mismas personas y no tienen acceso o relación independiente con otras.
Los resultados de este estudio abren nuevas preguntas: ¿Cuáles son las esperanzas y los sueños de las personas con síndrome de Down? ¿Cuáles son sus experiencias en el sistema actual de la educación, de la salud, del empleo? ¿Qué barreras encuentran en su vida cotidiana? ¿Cuáles son los temas personas que más les preocupan? Estos datos pueden ahora ser incorporados en los folletos que se vayan imprimiendo para orientar a médicos y padres cuando se les vaya a dar el diagnóstico de SD.
- Y pueden ser también incorporados en los medios de formación educativa para estudiantes de medicina, de asesoría genética, de enfermería, y al público en general.
- Son temas que pueden ser ofrecidos para discusión en los gabinetes de consejo genético o hablar de tests prenatales.
- Y los políticos habrán de tener en cuenta estas opiniones a la hora de impulsar reformas legislativas que afecten las vidas de las personas con síndrome de Down.
Pero sobre todo, estas reflexiones de personas con síndrome de Down han de ser compartidas en las sesiones de consejo prenatal cuando los padres reciben el diagnóstico de que su hijo tiene síndrome de Down. Porque ahora los profesionales ya disponen de las opiniones de las propias personas con síndrome de Down:
- la inmensa mayoría son felices con sus vidas
- a la inmensa mayoría les gusta cómo son y su aspecto
- la inmensa mayoría ama a sus familias, incluidos sus hermanos
- La mayoría piensa que puede hacer amigos con facilidad, si bien menos en instituciones más cerradas
- La mayoría piensa que puede ayudar a otras personas
- Sólo un pequeño porcentaje se siente triste con sus vidas, lo que puede en parte estar asociada con los momentos difíciles de la transición en la adolescencia.
(1) El trabajo completo en inglés apareció en el American Journal of Medical Genetics, Part A, octubre 2011, 155: 2360-2369.
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¿Cómo es el carácter de un niño con síndrome de Down?
La aparición de un perfil de personalidad, específico de síndrome, en los niños pequeños con síndrome de Down Deborah J. Fidler Down Syndrome Research and Practice 10(2), 53-60, 2006 RESUMEN Una hipótesis de trabajo Durante décadas se ha intentado definir en la personalidad de las personas con síndrome de Down un conjunto de características : agradables, dulces, con un estilo de personalidad más bien pasiva, alegres, divertidas, generosas.
En ocasiones son descritas como personas en las que se puede predecir un estado anímico positivo y una conducta que es propia de personalidad agradable; junto a ello se destacan aspectos más negativos y pasivos como pueden ser: tener bajos niveles de actividad, menor perseverancia en las tareas y mayor capacidad de distracción que los demás niños.
Si se profundiza, nos encontramos que, con el tiempo, hay una mayor complejidad en el desarrollo de su personalidad y en el estilo de su motivación. De hecho, varios estudios revelan la existencia de una orientación motivacional específica que se caracteriza por un bajo nivel en la perseverancia de tareas, y un nivel mayor de conductas sociales tendentes a desligarse de las tareas.
Esta menor persistencia se complementa a veces por un rasgo de obstinación y de personalidad con una voluntad firme, tal como se han descrito en algunos estudios sobre temperamento. Y aunque menos comentados que los rasgos positivos, la perseverancia pobre en las tareas y el temperamento obstinado pueden tener implicaciones de largo alcance en el desarrollo de un niño con síndrome de Down,
Muy posiblemente, este rechazo de los niños a intervenir en sus tareas durante los primeros años ejerza una fuerte influencia sobre el retraso que con frecuencia vemos en el desarrollo y aprendizaje. Jennifer Wishart y su grupo ha estudiado bien este fenómeno en situaciones de laboratorio.
Observaron que los niños con síndrome de Down, cuando se enfrentaban con problemas cognitivos, a menudo evitaban las tareas recurriendo a conductas tanto positivas como negativas más frecuentemente que los demás niños; por ejemplo, rehusaban mirar a la tarea de mesa, intentaban bajarse de la silla, o se ponían de pronto a llorar.
Los niños mayores recurrían a otras estrategias: hacer cómplice al profesor con una conducta de distracción que le sacara de la tarea, como por ejemplo llamándole la atención sobre alguna otra cosa de la habitación, dando palmadas. Para Wishart, este tipo de estrategias y conductas son típicas de niños con síndrome de Down.
- Puede suceder que esta debilidad en su motivación personal ejerza fuerte impacto sobre otras áreas del funcionamiento en el síndrome de Down, incluidas las estrategias de la educación y de la intervención.
- Wishart afirma: “Desde una edad muy temprana, parecería como que los niños con síndrome de Down tratan de evitar las oportunidades para emprender nuevas habilidades, hacen poco uso de las que adquieren, y no consiguen consolidarlas en sus sistemas de acción”.
Si esto fuese cierto, el comprender los rasgos de personalidad y cómo es la motivación de las personas con síndrome de Down ofrecería a los investigadores una oportunidad única para mejorar la eficiencia de la intervención y de la programación educativa para ellas.
Y esto no sólo en los programas escolares sino también en los programas de atención temprana, en los que sería posible prevenir este perfil o hacerle frente de forma especial. Por ello es importante preguntarnos cómo surge este perfil de personalidad. En otros términos, ¿cómo surgen y se desarrollan en el tiempo este rasgo de personalidad inicial en que se conjuga un estado de ánimo y una sociabilidad de carácter positivo, junto con conductas en las que predominan un bajo nivel de perseverancia en las tareas y una conducta con tendencia a abandonar o rechazar el trabajo? La autora de este trabajo propone que, a diferencia de otros rasgos del fenotipo conductual del síndrome de Down, en los que su origen se debe a la genética responsable de una determinada alteración en la estructura y función del cerebro, este particular perfil de la personalidad surge como un resultado fenotípico de carácter secundario.
Es decir, el perfil que afecta a la personalidad y motivación surgiría como resultado de la interrelación entre realidades más primarias del fenotipo conductual que tienen que ver con lo cognitivo y lo socio-emocional. Sería el resultado de la intersección entre uno de sus puntos fuertes, el buen funcionamiento social, y uno de sus puntos débiles, la cognición y muy especialmente aquella que tiene que ver con el pensamiento dirigido a obtener un fin determinado,
- Funcionamiento cognitivo En los niños con desarrollo ordinario, una de las adquisiciones cognitivas más tempranas e importantes es el desarrollo del pensamiento dirigido a obtener un fin determinado, es decir, el pensamiento instrumental.
- Suele comenzar entre los 2 y 8 meses de vida.
- En sus formas más iniciales, este tipo de pensamiento supone asociar juntas una cadena de sucesos o intervenciones como medio para conseguir un fin establecido, por ejemplo, tirar de una cuerda para alcanzar el juguete que está atado a ella.
Hacia los 8 meses descubren cómo se utilizan las habilidades manuales para alcanzar objetivos nuevos. Estas nuevas conductas, como el alcanzar o el agarrar, abren todo un conjunto de objetivos diferentes, y se usan estas estrategias nuevas como medio de conseguir los objetivos concretos que se desean.
Los estudios de que se dispone indican que el desarrollo de este tipo de actividad cognitiva dirigida a conseguir un objetivo concreto, el pensamiento instrumental, se encuentra peor desarrollada en los niños con síndrome de Down, conforme avanzan a lo largo de su primer año de vida. Y eso ha de influir a la hora de desarrollar su propia capacidad para resolver problemas.
Este tipo de cognición es independiente del que se necesita en otras áreas de desarrollo sensoriomotor (permanencia del objeto, imitación vocal o gestual, causalidad, relación espacial). Hay como un desajuste entre el lento desarrollo de la cognición o pensamiento instrumental, que exige capacidad para buscar una solución dirigida a conseguir un fin determinado, y otras actividades cognitivas que quizá sean menos exigentes.
- Este problema cognitivo parece prolongarse en los siguientes años, mostrando dificultad para asociar toda una cadena de eventos necesarios para conseguir un fin determinado.
- Y eso no sólo es un perjuicio en sí mismo sino que además les impide disfrutar de toda esa serie de situaciones vitales en las que los niños van encontrando soluciones por sí mismos para diseñar estrategias que les permiten alcanzar los objetivos que desean.
Naturalmente, cuando se habla de dificultad no se habla en términos absolutos: no es que carezcan por completo de esta habilidad sino que la tienen menos desarrollada y, en ese sentido, se sitúan por debajo de las posibilidades que tiene los demás niños.
- Funcionamiento social Frente a este retraso en el desarrollo cognitivo de los niños pequeños con síndrome de Down, aparece con relativa fuerza el desarrollo de habilidades sociales.
- Pronto establecen contacto visual (si se lo ejercitan), la imitación facial, la expresión de satisfacción (aunque pueda ser menos intensa), aunque no siempre queda clara si esta conducta es realizada con objetivos concretos.
Igualmente desarrollan señales emocionales, sonrisa, e intención de conductas de apego y vínculo. En conjunto, pues, puede decirse que durante los primeros años de vida los niños con síndrome de Down muestran signos positivos emocionales, tal como el grupo de la autora de este artículo ha comprobado en las Escalas Bayley de Desarrollo Infantil, en las áreas de Orientación/Acción.
Un ejemplo concreto Nos encontramos, pues, ante una importante fisura en el desarrollo integral del niño con síndrome de Down : por una parte, un perfil general de retraso en el desarrollo del pensamiento instrumental, y por otra, un perfil general de avance en el funcionamiento socio-emocional. Vamos a poner un ejemplo en el que se manifiesta esta diferencia: la desviación que existe en los niños pequeños con síndrome de Down entre lo que es demandar atención y prestarse a mantener atención conjunta.
Conforme van apareciendo sus habilidades cognitivas y sociales, se van intercalando con el desarrollo de sus habilidades de comunicación no verbal. A los 9-13 meses, los niños de la población general comienzan a utilizar la comunicación intencional tanto en la forma de pedirla como de prestarla conjuntamente.
- Pero en los niños con síndrome de Down aparece una diferencia en el nacimiento de la comunicación no verbal con fines de sociabilidad frente a la comunicación no verbal con fines instrumentales (como medio para alcanzar un fin).
- Diversos estudios han demostrado que poseen una relativamente buena capacidad para desarrollar la comunicación no verbal de carácter social, mientras que la no verbal instrumental se retrasa bastante más.
Se comprueba, por ejemplo, al medir el número de veces que realizan gestos de tipo instrumental (como medio para obtener un fin) frente a gestos realizados para compartir una relación social. O sea, no existe un problema para realizar un determinado gesto (p.
- Ej., dirigir la mirada) sino para utilizar esa conducta como medio para obtener un fin determinado, de modo que dirija la conducta del otro con fines instrumentales.
- Y existe una asociación entre esta menor capacidad de exigencia de atención con fines instrumentales y la menor capacidad de resolución de problemas.
Esto significa que en los primeros años de los niños con síndrome de Down hay una disociación entre la fuerza con que surge el funcionamiento socia l (incluida la comunicación social no verbal) y la debilidad en el desarrollo de pensamiento estratégico para obtener un fin (incluida la comunicación no verbal instrumental).
- A nuestro entender, ello contribuye a que aparezca esa orientación específica que abarca la motivación y la personalidad, merced a la cual vemos una pobre perseverancia en las tareas y en cambio una sobreactuación en las estrategias sociales.
- La pobre perseverancia en las tareas podría ser consecuencia indirecta de esas dificultades que surgen en su pensamiento instrumental y estratégico durante la infancia.
Los que rechazan las tareas o abandonan situaciones que exigen esfuerzo pueden estar haciéndolo así simplemente porque no se ven capaces de generar nuevas estrategias, más viables que les ayuden a completar la tarea. Y así, este estilo de personalidad-motivación más pasivo y menos persistente podría estar directamente relacionado con un déficit primario del razonamiento instrumental y, de un modo más general, del conocimiento.
Ante una situación concreta que les exija razonamiento instrumental en el que se ven limitados, lo natural es que hagan uso de su mayor capacidad para establecer la relación social, y desarrollen entonces conductas que traten de desviar la atención de sus cuidadores y de abandonar la tarea que se les exige, o de recabar la ayuda de otro.
CONSECUENCIAS Y COMENTARIO Si aceptamos que esta orientación motivacional menos perseverante nace como fenotipo secundario de la disociación entre un buen funcionamiento social y un pobre pensamiento instrumental a la hora de conseguir un objetivo, podemos orientar nuestra intervención educativa.
Para ello habremos de centrarnos en promover y reforzar de manera temprana, ya en el niño pequeño, el pensamiento instrumental y estratégico, con el objetivo de compensar el desequilibrio que estamos comentando. Por ejemplo, se puede poner como objetivo tempranamente a los niños con una edad mental de 9-13 meses la realización de conductas que exigen la utilización de instrumentos.
Pero haciéndolo mediante señalizaciones de interés o de carácter social, no como causa-efecto a través de juguetes u otros estímulos que no son sociales. También es posible dar forma a diferentes señales instrumentales que exijan respuesta, para favorecer la flexibilidad y la generalización en situaciones diversas.
Otra importante área de intervención puede ser la de reforzar actuaciones que van en cadena. Los niños pequeños con síndrome de Down no encadenan de modo eficaz secuencias de conductas que van dirigidas a conseguir un determinado objetivo durante el juego y en las tareas instrumentales sin contenido social.
Puede suceder que las dificultades para idear estrategias se vean mezcladas con la carga cognitiva que significa el tener que encadenar juntas toda una secuencia de conductas. Con frecuencia los problemas más difíciles que hay que resolver en la vida real exigen la realización secuenciada de más de una tarea (p.
Ej., encontrar las llaves, elegir la apropiada, abrir la cerradura). Será útil disponer de ideas de intervención que refuercen estas habilidades, construyendo tareas de resolución de problemas de solución sencilla que conlleven una secuencia de pasos a realizar, y favorecer su ejercicio práctico en situaciones que cuenten con el apoyo adecuado.
La intención de esta hipótesis de trabajo es precisamente la de promover estrategias que favorezcan la motivación para resolver problemas sencillos en los que quede bien señalado el objetivo, a base de incrementar la utilización de técnicas instrumentales.
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¿Cuál es la edad promedio de hablar de un niño con síndrome de Down?
Los niños con síndrome de Down normalmente comienzan a combinar palabras entre los 3 y los 5 años. El mejor método para ayudar a su hijo a combinar palabras en frases de múltiples palabras es emplear la imitación con expansión y un tablero de comunicación.
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¿Qué es lo que no puede aprender un niño con síndrome de Down?
La memoria y las personas con Síndrome de Down – En segundo lugar, hablaremos de la memoria, que es el proceso cognitivo básico que permite codificar la información que nos llega de manera sensorial (por lo cual necesitamos también de la atención), para después almacenarla, y finalmente recuperarla cuando sea necesario.
- Muchas personas con síndrome de Down pueden tener limitaciones significativas en la memoria tanto a corto como a largo plazo, o, dicho de otra forma, dificultades para retener, procesar, consolidar y recuperar la información que reciben.
- Sin embargo, esto no quiere decir que no puedan aprender, de hecho, pueden recordar más cosas de las que nos imaginamos, sobre todo si la información que reciben tiene más contenido visual que verbal.
Con respecto a esto, podemos ofrecerles apoyo visual con imágenes o videos ; fomentar el uso de la agenda; solicitarle que repita las indicaciones antes de iniciar alguna tarea, y de ser necesario proporcionárselas también por escrito en una lista de pasos a seguir ; utilizar la técnica de modelado; anticipar los contenidos a trabajar; y hacer adecuaciones metodológicas tanto en clase como en la evaluación.
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¿Cómo trabajar con una persona con síndrome de Down?
Cómo relacionarse con alguien con Síndrome Down: 10 consejos. El próximo lunes 21 es el, Durante los días anteriores y posteriores, las asociaciones Down de todo el mundo organizan eventos para crear conciencia en la sociedad. en concreto, ha lanzado su campaña anual, la cual consiste en alcanzar más de un millón de visitas en un vídeo antes de la citada fecha.
- El Síndrome de Down está causado por la aparición de un cromosoma de más en el par 21.
- Poco se sabe de las causas exactas por la que esto ocurre, pero se ha determinado un factor claro: las posibilidades de que un niño nazca con este síndrome son mayores a medida que aumenta la edad en que la madre se queda embarazada.
Asociaciones como Down España trabajan día a día para trabajar en la autonomía de estas personas. Sus programas, desde que son bebés hasta que llegan a la tercera edad, están encaminados a la total inclusión social, También ofrecen ayuda a los padres desde el primer momento, dándoles apoyo y asesoramiento cuando lo necesiten.
La vida de las personas con Síndrome de Down ha cambiado mucho en los últimos años. La mejora de la calidad de vida viene por dos factores importantes: la estimulación a edades tempranas y el cambio de mentalidad de la sociedad en la que viven. Las asociaciones Down centran sus esfuerzos en cubrir las necesidades con programas de educación, formación, investigación y la protección de sus derechos, entre otros.
Una parte significativa de su labor se centra en la concienciación de la sociedad. Su objetivo es que todos entendamos que aquellos que tienen Síndrome de Down son tan capaces de hacer cualquier actividad como cualquiera que no tiene discapacidad. En la sociedad en la que vivimos, nadie puede desarrollarse sin dinero.
- Por eso es importante que las personas discapacitadas accedan a un puesto de trabajo que les permita vivir con dignidad y ser autónomos.
- Afortunadamente, cada vez más empresas cuentan con persona con Síndrome de Down en sus plantillas y es probable que algunos de nosotros tengamos un compañero con esa discapacidad en algún momento.
Quizás no sepamos muy bien cómo dirigirnos a ellos debido al escaso contacto con este colectivo. Si en alguna ocasión nos encontramos en una situación en la que debamos tratar con alguien con Síndrome de Down, debemos tener en mente diez claves sencillas :
Evita utilizar términos incorrectos. No son “personas con capacidades especiales”, sino personas con Síndrome de Down. Tampoco “sufren” ni “padecen” este síndrome. Simplemente lo tienen, Su optimismo en ser capaces de hacer las cosas depende de lo que piensen sus padres, maestros y las personas de su alrededor. Si no pensamos en que pueden lograr muchas cosas, entonces ellos empezarán también a dudar de sí mismos, Si están con un acompañante, intenta incluirlos en la conversación. Háblales directamente, mirándolos a los ojos, y formula preguntas de la forma más sencilla y corta posible. Comprenden más y mejor de lo que pensamos, por eso debemos tener una conversación normalizada con relación a la edad que tienen. Desean ser tratados y aceptados como las personas de su misma edad que no tienen discapacidad. Quieren aprender cosas nuevas y entender lo que no saben. Por ese motivo, debemos volver a explicar algo si no lo han entendido a la primera. Evita prisas y hazlo con paciencia. Lo que decimos pueden afectarles negativamente en el ánimo, por eso siempre debemos hacer comentarios positivos y premiar su buena conducta. Reforzaremos su autoestima y se sentirán capaces. Las personas con Síndrome de Down pueden aprender casi al mismo nivel que una persona sin discapacidad. La diferencia es que ellos necesitan mucho más tiempo para lograrlo. Por eso debemos ser pacientes y constantes con ellos. Quieren asumir responsabilidades y pueden desempeñarlas en la escuela, trabajo o en casa. Por ese motivo, debemos darles nuestro voto de confianza. No los sobreprotejas o mimes en exceso. Eso evitará que puedan desarrollarse por sí mismos y alcanzar la autonomía, Trátalos como a uno más. Preséntales a otros amigos o compañeros, para que puedan desarrollar sus habilidades sociales y de comunicación.
Y por último, una regla básica es tratarlos con normalidad, dejando a un lado la pena, el miedo o el rechazo. Porque como dice Down España en su última campaña, la vida no va de cromosomas. ¿Y qué ocurre si tenemos un negocio y tenemos que ? Hemos realizado un post para contártelo. : Cómo relacionarse con alguien con Síndrome Down: 10 consejos.
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¿Como debería ser la enseñanza y relación de los alumnos con síndrome de Down y el docente?
Es impor- tante no centrarse en las dificultades y limitaciones de los niños con síndrome de Down, sino resaltar y valorar sus capacidades y virtudes. El profesor es el modelo a seguir por los alumnos en su relación con el alumno con síndrome de Down. Si su actitud es sobreprotectora, así se comportarán los niños.
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