Que Es El Pronostico De Una Enfermedad?
Resultado probable de la evolución de una enfermedad; la probabilidad de recuperación o de que la enfermedad reaparezca.
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¿Cómo se hace el pronóstico de una enfermedad?
¿Qué es el pronóstico de una enfermedad genética? El pronóstico de una enfermedad genética incluye su probable curso, duración y resultado. Cuando los profesionales de la salud se refieren al pronóstico de una afección, también pueden referirse a la posibilidad de recuperación.
Cuánto tiempo es probable que viva una persona con el trastorno (esperanza de vida)Cuándo los signos y síntomas se desarrollan y si pueden empeorar (y qué tan rápido), o si se mantienen estables con el tiempoCalidad de vida, como independencia para realizar las actividades diariasPotencial de complicaciones y problemas de salud relacionados
El pronóstico de una afección genética depende de muchos factores, incluyendo el específico y los signos y síntomas particulares de una persona. En ocasiones, si se conoce la variante genética relacionada, este puede dar alguna idea sobre el pronóstico.
Además, el curso y el resultado de una afección depende de la disponibilidad y efectividad de los enfoques de, El pronóstico de enfermedades muy raras puede ser difícil de predecir porque son muy pocas personas las afectadas. El pronóstico también puede ser difícil o imposible de establecer si el diagnóstico de una persona se desconoce.
Los pronósticos de los trastornos genéticos varían bastante, a menudo incluso entre personas con la misma afección. Es probable que esta variabilidad se deba a una combinación de factores genéticos, ambientales y de estilo de vida, muchos de los cuales pueden ser difíciles de identificar.
- Algunos trastornos genéticos causan problemas físicos y del desarrollo tan graves que son incompatibles con la vida.
- Estas afecciones pueden causar un aborto espontáneo del embrión o feto afectado, o un bebé puede nacer muerto o morir poco después del nacimiento.
- Las personas con afecciones genéticas menos graves pueden vivir hasta la infancia o la edad adulta, pero tienen una menor esperanza de vida debido a problemas de salud relacionados con su trastorno.
Las enfermedades genéticas con un curso más leve pueden tener una esperanza de vida normal y pocos problemas de salud relacionados. El pronóstico de una enfermedad se basa en la probabilidad, lo que significa que es probable pero no seguro que el trastorno siga un curso particular.
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¿Qué es pronóstico en medicina ejemplos?
Un pronóstico en el término médico es la predicción en función de la evolución de un paciente, o el posible resultado luego de una intervención o tratamiento de una afección o enfermedad.
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¿Qué es un pronóstico diagnóstico?
diagnóstico | pronóstico – 16/06/2012 ¿Es apropiado hablar indistintamente de diagnóstico y pronóstico de una enfermedad? Diagnóstico y pronóstico tienen significados diferentes. El diagnóstico es la ‘calificación que da el médico a la enfermedad según los signos que advierte’, mientras que el pronóstico es el ‘juicio que forma el médico respecto a los cambios que pueden sobrevenir durante el curso de una enfermedad, y sobre su duración y terminación por los síntomas que la han precedido o la acompañan’.
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¿Qué es el pronóstico en un caso clínico?
Función y limitaciones del pronóstico en la evaluación diagnóstica en el ámbito de la psicología clínica Role and limitations of prognosis in clinical diagnosis in the field of clinical psychology Carmelo Ibáñez y Enrique Echeburúa Universidad del País Vasco (UPV/EHU), San Sebastián, España Dirección para correspondencia RESUMEN El pronóstico, junto con el diagnóstico/evaluación psicológica y el tratamiento, es uno de los pilares de la psicología clínica.
- Entre los primeros temas que se plantean cuando se le diagnostica a una persona un trastorno mental es si el trastorno puede tratarse con éxito, el curso probable y las posibilidades de recuperación.
- En este artículo se plantea la necesidad y utilidad clínica de hacer predicciones sobre el pronóstico, así como el soporte empírico de los juicios pronósticos.
El objetivo del estudio es describir las variables relevantes para la precisión del pronóstico en la práctica cotidiana de la psicología clínica y señalar los pasos a dar para su formulación. Por último, se analizan los sesgos cognitivos más habituales de los clínicos a la hora de hacer pronósticos con el objetivo de minimizarlos en la medida de lo posible.
Se desarrollan algunas sugerencias para la investigación futura. Palabras clave: Diagnóstico. Pronóstico. Tratamiento. Factores de riesgo. Juicios clínicos y toma de decisiones. ABSTRACT The prognosis, along with diagnosis and treatment, is one of the strongest pillars of clinical psychology. Among the first questions often asked when a person is diagnosed with a mental disorder is whether this disorder can be treated successfully, the likely course, and the chances of recovery.
This paper poses the need and clinical utility of making predictions about prognosis, as well as its empirical support. The purpose of this study was to describe the relevant variables for the accuracy of prognostic judgments in the day-to-day practice of clinical psychology and to point out the steps to be taken in formulating the prognosis.
Finally, the possible biases of clinical psychologists are considered in order to minimize and, insofar as possible, to correct them. Suggestions for future research are outlined. Key words: Diagnosis. Prognosis. Treatment. Risk factors. Clinical judgment and decision-making. La predicción es, junto con la explicación, lo que en gran medida justifica la actividad científica.
Son muchas las ventajas que se derivan de poder predecir. Sin embargo, la predicción es una de las cogniciones que entraña mayor complejidad. Se requieren, por ello, diversas condiciones. En primer lugar, activar la capacidad de representación mental. En segundo lugar, disponer de la suficiente flexibilidad como para cambiar de opinión en función de la nueva información recibida.
Y en tercer lugar, disponer de la complejidad cognitiva suficiente para incorporar múltiples variables, interrelacionarlas e integrarlas, así como inferir intuitivamente proyecciones útiles para la predicción de comportamientos futuros (Ibáñez y Maganto, 2009). En las profesiones sanitarias el pronóstico, que es una de las actividades clínicas básicas, junto con el diagnóstico y el tratamiento, permite emitir un juicio referido a los cambios que pueden sobrevenir durante el curso de la enfermedad o del trastorno mental, incluyendo su duración, evolución, resultados terapéuticos y posibles recaídas.
Esta prognosis se fundamenta en los conocimientos adquiridos en la evaluación del problema, referentes a los síntomas, historia clínica, características de la personalidad, factores de riesgo y de protección y contexto del paciente, que sirven para hacer predicciones significativas.
- El pronóstico debe estar estrechamente relacionado con el cuadro clínico, la evaluación diagnóstica y el tratamiento.
- El diagnóstico permite relacionar las observaciones clínicas con lo que se sabe científicamente sobre los trastornos mentales.
- A su vez, la evaluación clínica conecta el análisis completo del problema, así como del paciente y del contexto, con las técnicas de tratamiento más apropiadas a cada caso.
Finalmente, el pronóstico relaciona el tratamiento con la evolución previsible del estado del paciente, en función del conocimiento sobre él, el trastorno y su curso y las anticipaciones acerca de la eficacia de la terapia. El clínico efectúa pronósticos de distinto ámbito y nivel de probabilidad: sobre la evolución del trastorno en base al diagnóstico, acerca de qué tratamiento será más adecuado en cada caso concreto y, por último, sobre la estimación de la efectividad o resultado que se espera tenga el tratamiento aplicado en ese caso concreto.
El objetivo de este artículo es delimitar las variables relevantes del pronóstico en el diagnóstico clínico así como señalar sus principales retos y limitaciones en el ámbito de la psicología clínica. Necesidad y utilidad clínica del pronóstico En la evaluación psicológica clínica se ha descuidado la atención que merece el pronóstico, lo que no ocurre en el ámbito de la medicina.
Así, por ejemplo, los principales manuales de evaluación psicológica al uso en España, al plantear las distintas fases del proceso de evaluación, lo ignoran o lo minimizan (Caballo, 2006; Fernández-Ballesteros, Márquez, Vizcarro y Zamarrón, 2011), salvo contadas excepciones que aluden a él colateralmente y con brevedad (Muñoz, 2003).
- Lo mismo ocurre, en general, en los manuales de psicopatología (Caballo, Salazar y Carrobles, 2011) e incluso en los esquemas de actuación que se proponen al profesional de la evaluación clínica (Fernández-Ballesteros et al., 2011).
- De nuevo se cuenta con algunas excepciones dignas de reseñar (Pérez, Ausín y Muñoz, 2006).
En cuanto a las guías clínicas, de gran expansión en la última década, la referencia principal es el National Institute of Clinical Excellence (NICE), que forma parte del NHS (National Health Service británico). Su papel es el de proveer a clínicos, pacientes y público en general de las pruebas disponibles en relación con la eficacia de los tratamientos, fundamentalmente en forma de guías clínicas (GPC).
- Esta influencia del mundo de la salud se ha extendido a los trastornos mentales en muchos países, entre ellos el nuestro, y ha dado lugar a una multiplicidad de GPC (en nuestro país destacan las del Sistema Nacional de Salud), cuya calidad se está tratando de garantizar.
- Pues bien, ni las GPC disponibles para su utilización en diferentes trastornos mentales, ni tampoco los protocolos (más normativos y rígidos que las guías) dedican, en general, suficiente atención al pronóstico.
Esta última afirmación no significa que las GPC, del mismo modo que algunos manuales generales de psicopatología (Belloch, Sandín y Ramos, 2008; Vallejo, 2011), no informen a menudo de aspectos de interés a la hora de formular el pronóstico. Lo que se quiere decir es que entre sus instrucciones, directrices y recomendaciones dirigidas a apoyar la toma de decisiones clínicas no figura con entidad propia el papel de la prognosis asociada al diagnóstico y al tratamiento.
- En la medida en que la psicopatología se ocupa de la descripción, evolución y etiología de los trastornos mentales, el segundo de los objetivos apuntados (la evolución) da cuenta de la importancia del pronóstico.
- Éste habrá de marcar la probabilidad no solo de que el trastorno evolucione de determinada manera, sino de que se sucedan hechos que afecten de un modo u otro al paciente (por ejemplo, si será efectivo el tratamiento, con qué limitaciones o cuál será su calidad de vida) y a su entorno.
El pronóstico ha de ser todo lo explícito y concreto que la validez de los conocimientos disponibles y la capacidad del clínico para predecir lo permitan. El riesgo de despersonalización, siempre presente en la psicopatología, invita a no ceñirse al diagnóstico de entidades sino a tratar los trastornos como comportamientos de personas afectadas por ellos, lo que implica preguntarse qué efectos tendrá el trastorno en el paciente y su contexto a través del pronóstico.
- En la demanda del paciente o de sus familiares se contiene la expectativa de conocer, además de lo que le pasa desde el punto de vista psicopatológico y su gravedad, aquello que cabe esperar que le ocurra en el futuro con o sin tratamiento.
- De este modo, los juicios pronósticos completan la información del diagnóstico y hacen de puente con el tratamiento y con las expectativas racionales de recuperación.
El pronóstico se apoya en un juicio clínico de elaboración compleja y de naturaleza predictiva, probabilística, procesual y dinámica. La tradición psicométrica típica de la psicología ha podido influir negativamente en el papel asignado al pronóstico.
Si bien el método clínico carece del halo científico predictor que acompaña al estadístico/psicométrico y está sujeto a importantes mejoras todavía pendientes, es, en combinación con el método psicométrico, el que se aplica, debe aplicarse y sin duda se aplicará en el futuro inmediato y el que permite ampliar las potencialidades clínicas del pronóstico.
Es decir, la revalorización del pronóstico serviría para asentar la actividad clínica, incrementar su calidad y dar cumplida respuesta a la demanda terapéutica (Correa, 2012). Los más prestigiosos manuales de clasificación en psicopatología (DSM-5, CIE-10) no se limitan a aportar los criterios para efectuar de manera sistemática y fiable los diagnósticos sino que, en unos casos más que en otros, añaden información que se relaciona con la tarea del pronóstico futuro y de los riesgos de recaída (por ejemplo, en las adicciones) o de recurrencia (por ejemplo, en el trastorno bipolar).
Por otro lado, las estrategias de prevención están basadas en la predicción asociada al pronóstico. Así, por ejemplo, la evolución y progresión observada en las conductas antisociales, pre-delictivas, desde la infancia a la adolescencia, favorece que se puedan establecer medidas de prevención, apoyadas en predictores de futuras conductas delictivas (Redondo y Pueyo, 2007).
Asimismo la predicción del riesgo en la violencia contra la pareja permite gestionarlo adecuadamente con medidas clínicas, sociales y judiciales (Andrés-Pueyo y Echeburúa, 2010; Echeburúa, Amor, Loinaz y Corral, 2010; Echeburúa, Fernández-Montalvo, Corral y López-Goñi, 2009).
Soporte de los juicios pronósticos El clínico no podrá elaborar pronósticos válidos si carece de los conocimientos especializados de su profesión, si la evaluación clínica del paciente es insuficiente, si no ha desarrollado las competencias necesarias al efecto o si desconoce tanto sus capacidades cognitivas como sus limitaciones.
Al tratarse el pronóstico de un fenómeno probabilístico, el terapeuta deberá efectuar complejas cogniciones, pero también metacogniciones (Ibáñez y Maganto, 2009). El pronóstico clínico es una de las formas de predecir más complejas porque atañe a la confrontación de hechos, causas y efectos, así como a marcadores biológicos de pronóstico y a predictores o factores de riesgo psicosociales.
- Asimismo la predicción es menos precisa cuando se trata de hacer un pronóstico a largo plazo porque ahí operan variables incontrolables asociadas al desarrollo biográfico de una persona.
- En la práctica los pronósticos se efectúan a partir de modelos de predicción mixtos.
- Hasta donde es posible, y con las limitaciones inherentes (nivel de confianza, de validez, etcétera), se cuenta con técnicas cuantitativas (psicométricas), esto es, con procedimientos estadísticos basados, por ejemplo, en el empleo de ecuaciones de regresión múltiple o en el análisis de supervivencia.
Pero en su mayor parte los juicios pronósticos se apoyan en el método clínico, conformado por previsiones (hipótesis) que han de ser debidamente controladas y contrastadas para reducir su subjetividad. En este tipo de juicios clínicos se apoyan la mayoría de interpretaciones, conclusiones y decisiones que adopta el profesional. Los conocimientos que maneja el clínico a fin de establecer juicios pronósticos son de orden general (por ejemplo, el diagnóstico, siempre que cuente con una buena validez de contenido) y de orden específico, referidos en este caso al paciente concreto de quien se ocupa.
Respecto a los primeros, el respaldo mayor para lograr efectuar las predicciones procede de aquellos conocimientos y procedimientos basados en la evidencia (validez de contenido), que ofrezcan suficientes garantías de validez concurrente y posibilidades bien fundadas de generalización. En cuanto a los conocimientos específicos recabados del paciente, derivan de la evaluación clínica completa, no solo limitada al mero diagnóstico (Ibáñez, 2003, 2005).
La inmensa mayoría de datos recogidos por el clínico se apoyan en diferentes tipos de autoinformes (y muy especialmente de la entrevista), que sirven para respaldar la “evaluación intuitiva” (O’Brien y Haynes, 1997), no exenta de errores y sesgos, como la sobreestimación (o subestimación) de la magnitud de las relaciones entre las variables consideradas o la inferencia de correlaciones ilusorias entre ellas.
La clave principal del rigor científico de los pronósticos radica en la validez predictiva de los indicios y de las asociaciones entre ellos en que se apoyen. La validez predictiva garantiza, a un nivel de probabilidad razonable, que lo que se vaticina (variable predicha o contenido del pronóstico) sucederá y que será el resultado en el tiempo de la “influencia” de las variables predictivas, esto es, de los datos en los que se apoya el pronóstico.
Por consiguiente, la mayor “seguridad” subjetiva del clínico al establecer pronósticos dependerá del grado de validez de las correspondientes variables predictivas (factores de riesgo, marcadores biológicos, características del trastorno, etcétera). Ello no exime al clínico de tener que establecer juicios y tomar decisiones bajo incertidumbre por el peso de las variables incontrolables (Kahneman, 2012).
A diferencia del campo de las enfermedades físicas, en psicopatología no existen los síntomas patognomónicos como recursos rápidos y seguros para el diagnóstico. La etiología de los trastornos mentales es desconocida (o parcialmente conocida) en muchos casos, con una tendencia a las explicaciones unicausales, sin tomar en consideración el carácter multicausal de la mayoría de los trastornos, según se expone en el modelo biopsicosocial, y sin recurrir al análisis funcional de la conducta (O’Brien y Haynes, 1997), lo que facilitaría la elaboración más rigurosa de pronósticos (no basados exclusivamente en etiquetas diagnósticas).
En resumen, la toma en consideración de los distintos factores (multifactorialidad) en interacción recíproca que influyen en el problema psicopatológico y que lo mantienen ayuda a que el pronóstico sea más personalizado, atento a la complejidad de variables que influyen en su conformación y, en definitiva, más eficaz.
Factores significativos para el pronóstico Como sucede con la etiología, que es compleja y frecuentemente multifactorial, son muchos y de distinta índole los factores que el clínico ha de considerar a fin de elaborar pronósticos certeros: a) Factores que atañen directamente al trastorno: – Inicio (súbito, gradual o insidioso).
– Curso (estable o fluctuante, prolongado, crónico). – Evolución de los síntomas (remisión, mejoría, curación, empeoramiento, recaídas). – Duración media, gravedad, saturación de síntomas diagnósticos. – Presencia de síntomas asociados. – Grado de interferencia negativa en la vida cotidiana.
- Riesgo de comorbilidad con respecto a determinados trastornos.
- Tratamientos prescritos.
- Factores de riesgo predisponentes (biológicos, psicológicos o sociales).
- Factores precipitantes (estresores, conflictos o crisis).
- B) Factores relacionados con el paciente: – Edad y sexo, estado civil, nivel educativo y socioeconómico.
– Salud actual y anterior a la aparición del problema. – Constitución física y aspecto externo. – Problemas preexistentes (duración y gravedad) – Hábitos de alimentación y de sueño. – Rasgos de personalidad. – Redes de apoyo familiar y social. – Intensidad y extensión de la afectación personal del trastorno.
– Grado de aceptación o de rechazo del problema. – Reacciones de los demás ante el paciente. – Grado de sufrimiento y nivel de desadaptación generados. – Preocupaciones y miedos colaterales. – Motivación para el tratamiento y adherencia terapéutica. – Respuesta al tratamiento inicial y riesgo de recaídas.
– Posición que ocupa la familia como factor de riesgo, indiferente o de apoyo. – Creencias sobre el trastorno, actitudes (positivas o negativas) ante él, atribuciones causales, sensación de control sobre los síntomas, expectativas de curación, etcétera.
- El pronóstico es el resultado de la interacción de los factores descritos, que pueden combinarse de una forma diferente en cada paciente.
- El pronóstico así efectuado contribuye a respaldar la toma de decisiones, por ejemplo en relación con la decisión de internamiento de un paciente, con el alta de un programa de tratamiento o con la excarcelación de un preso con un trastorno psicopático o parafílico.
Factores personales adicionales a considerar en el pronóstico son el ajuste psicosocial del paciente y la calidad de su funcionamiento interpersonal, entre otros (Vázquez y Sanz, 2009). La identificación de los factores pronósticos (entre ellos, marcadores biológicos, dimensiones de personalidad o riesgos psicosociales) respalda asimismo la prevención secundaria y terciaria.
A su vez, los factores de riesgo (y los de protección), así como la vulnerabilidad o la resiliencia del sujeto, son siempre referentes útiles a considerar en la elaboración del pronóstico (Sarasua, Zubizarreta, Corral y Echeburúa, 2012). A veces el clínico dispone de más soportes para formular el pronóstico: entre otros, la posible relación existente entre determinados trastornos como precursores de otros (por ejemplo, el trastorno de ansiedad de separación en el niño respecto al trastorno de pánico o la agorafobia en el adulto) (Manicavasagar, Silove y Hadzi-Pavlovic, 1998) o la gravedad especial actual de la sintomatología presentada como precursora de una más difícil recuperación.
Así, por ejemplo, si la patología presente está asociada a sentimientos negativos intensos (vacío emocional, culpa, soledad, rechazo, autodestrucción, sufrimiento psicológico), la recuperación puede ser más compleja (Sirvent et al., 2009). En concreto, la forma en que el paciente vive los síntomas determina las estrategias que adopta ante sus problemas.
Así, tras un episodio psicótico o de embriaguez patológica, unos pacientes tienden a restar importancia a lo ocurrido, pero otros consideran que conviene analizarlo y replantearse lo sucedido; estos adoptan una forma de afrontamiento más constructivo, favorable en principio como predictor de recuperación (Geekie, 2006).
El pronóstico atañe también a las previsiones, en algunos casos posibles, acerca de la recuperación. Esto ocurre, por ejemplo, en relación a pacientes afectados del síndrome de fatiga crónica (SFC) (OMS, 1992), que se diferencia de la depresión por el énfasis del paciente en la fatigabilidad y debilidad y su preocupación por la disminución del rendimiento mental y físico.
En estos pacientes son factores asociados al pronóstico favorable de recuperación una buena respuesta al tratamiento inicial, pocos síntomas físicos, bajos niveles de fatiga en la evaluación inicial y ausencia de historia de alteraciones psiquiátricas previas (Bonner, Ron, Chalder, Butler y Wessely, 1993).
Sin embargo, si el paciente vive sus problemas con pasividad, derrotismo y sin apoyo externo, el pronóstico será menos favorable que en caso contrario, sobre todo en los supuestos en los que la remisión espontánea no es esperable. Por ejemplo, en los trastornos de ansiedad no todos los pacientes responden a los tratamientos, que suelen ser eficaces en un porcentaje bastante alto de los casos.
- Las expectativas desempeñan un papel muy importante.
- Así, la creencia extendida en algunos pacientes (sesgo pesimista) de que su condición patológica es más grave que la de los que consiguieron recuperarse constituye un predictor de curación negativo que respalda un peor pronóstico.
- En cambio, el sesgo optimista genera mayor expectativa de éxito y la creencia en la competencia de los profesionales y de los procedimientos utilizados potencia el efecto placebo.
Otros síntomas de buen pronóstico se refieren a la ausencia de embotamiento afectivo del paciente o a la buena actividad socio-laboral premórbida. El pronóstico en el proceso terapéutico Los objetivos del clínico en las diversas fases del proceso terapéutico son de tipo descriptivo y clasificatorio (diagnóstico), de control o cambio (tratamiento) y predictivo (pronóstico).
Este último sirve para complementar el diagnóstico y para orientar la planificación del tratamiento a medio y largo plazo (Echeburúa, Sarasua, Zubizarreta, Amor y Corral, 2010). El pronóstico clínico consiste en determinadas inferencias predictivas que elabora el profesional respecto al curso del trastorno antes y después del tratamiento.
Ocurre a veces que el terapeuta, preocupado ante todo de lo que suceda en el presente, esto es, durante el proceso de aplicación del tratamiento, tiende a descuidar lo que pueda suceder en el futuro, que es el ámbito en el que se encuadran las cogniciones del pronóstico.
La ventaja del pronóstico para el paciente acerca de su posible recuperación (duración del tratamiento, nivel de mejoría esperable, riesgo de recaídas, etcétera) es que le permite marcarse unas expectativas razonables y, sobre todo, colaborar mejor con el terapeuta. El pronóstico desempeña un papel muy importante en la predicción del desarrollo del cuadro clínico.
Así, por ejemplo, el pronóstico en la esquizofrenia es peor si su inicio es temprano, insidioso y va acompañado de aislamiento social del paciente tras el primer episodio (Centeno, Pino y Rojo, 2006), como ocurre en el caso de los TCA si hay antecedentes familiares de alcoholismo y depresión, si hay una larga duración del trastorno y si se manifiesta con gravedad al inicio del mismo (Sánchez-Planell y Prats, 2011).
La función del pronóstico es también importante en la prevención de las recaídas que, por lo que se refiere a los trastornos adictivos, tienen lugar en los primeros meses tras el tratamiento y suelen estar relacionadas con factores intrapersonales (estados emocionales negativos) o interpersonales (presión social o conflictos de relación), así como con las respuestas inadecuadas de afrontamiento y distintos componentes cognitivos negativos del paciente, tales como la escasa percepción de control y un nivel bajo de autoeficacia (Echeburúa y Corral, 2010; Marlatt y Gordon, 1985; Robert y Botella, 2009).
Una de las funciones del juicio pronóstico atañe a la estimación de la magnitud de los efectos del tratamiento (Haynes, 1994). En general, si el problema se detecta y se diagnostica de forma temprana y el tratamiento se aplica rápidamente, el pronóstico suele ser mejor.
- En este sentido los tratamientos deben estar basados en la evidencia y responder a las características concretas del trastorno y del paciente.
- Asimismo el pronóstico mejora si la respuesta inicial del sujeto al tratamiento es favorable.
- A su vez, la toma de conciencia del problema por parte del paciente, por ejemplo cuando hay una pérdida de control respecto a la conducta alimentaria o adictiva, facilita su implicación activa en el tratamiento y contribuye a la mejora del pronóstico.
Por el contrario, la falta de seguimiento de las prescripciones terapéuticas por parte del paciente o la comorbilidad con otros trastornos ensombrecen el pronóstico (Perpiñá, 2011). El papel del pronóstico no es meramente estático (referido al inicio, al curso y a la terminación del trastorno), sino que es dinámico, en la medida en que dota al paciente de un conocimiento probabilístico que le permite tomar medidas preventivas para interferir en el pronóstico.
- De este modo el pronóstico y la prevención están estrechamente relacionados.
- Un pronóstico efectivo debe cumplir una serie de requisitos: a) relevante en relación a los objetivos y a la demanda terapéutica, b) útil respecto a la posibilidad de adoptar medidas preventivas, c) riguroso y sustentado en la metodología científica, aun admitiendo un margen de incertidumbre, d) prudente, sin ir más allá de lo que se conoce al respecto, e) personalizado, esto es, desplazando el foco principal del trastorno a las características particulares del paciente que lo sufre, y f) social, en lo que toca a la preocupación de evitar las consecuencias negativas de la patología del comportamiento sobre los demás o de minimizarla hasta donde sea posible, habida cuenta de que los trastornos mentales producen fuerte impacto en la familia, en el mundo laboral o académico y en las relaciones sociales (Navarro, 2009).
El papel del pronóstico es fundamental para la adopción de medidas integradoras con las personas afectadas por un trastorno mental. Así, por ejemplo, iniciativas recientes como la “Guía para la integración laboral de las personas con trastorno mental” (Fundación La Caixa, 2013) tratan de facilitar la reinserción laboral de las personas afectadas por trastornos mentales, en concreto su adaptación al puesto de trabajo y el mantenimiento del mismo.
El pronóstico, en su fase final tras el tratamiento, se interesa por reducir la vulnerabilidad del paciente y por prepararle para su readaptación a la vida cotidiana a fin de que mejore su calidad de vida y bienestar, sin descuidar su rehabilitación social, que en buena medida se consigue a través de la inserción laboral (Hilarión y Koatz, 2013).
Por último, en el caso de una evolución negativa del trastorno, en forma de agravamiento o de comorbilidad, se precisa una reconsideración por parte del clínico. En estos supuestos de epicrisis es necesario replantear el pronóstico, así como revisar las predicciones postratamiento.
Se efectuará una nueva valoración general de la evolución del trastorno y del paciente que permita modular el pronóstico inicial y reorientar la intervención clínica. El pronóstico como juicio clínico Aunque la cuantificación y la consiguiente medición sean estrategias fundamentales para la ciencia, son los juicios clínicos, basados en la metodología hipotético-deductiva, los que permiten explicar y predecir el comportamiento futuro.
En la clínica el profesional trabaja prioritariamente con información cualitativa, verbal, y accede a los síntomas mayormente a través de la observación y de la entrevista, además de otros autoinformes. Objetivar al máximo es el gran reto del clínico.
- La elaboración del juicio clínico suele entrañar complejidad (Godoy, 2001; Múrquiz, 2013).
- No es fácil disponer de criterios o “guías interiores” que sirvan para reconocer el significado de los datos (lo que le importa realmente saber al clínico para entender el caso) y calibrar su relevancia.
- De hecho, los juicios pronósticos se sustentan en asociaciones significativas manejadas con razonamientos deductivos e inductivo-probabilísticos (Ibáñez, 2013).
Los juicios clínicos se basan en buena medida en heurísticos que miran para adelante y en intuiciones respaldadas por la experiencia acumulada por el clínico (Ibáñez y Maganto, 2009; Tversky y Kahneman, 1983). El heurístico es la estrategia contraria al algoritmo, pues mientras que éste baraja todas las posibilidades del espacio problema, aquel se concentra solo en las posibilidades que se valoran como más relevantes (Fariña, Arce y Novo, 2002).
Los datos basados en la experiencia profesional del clínico son de indudable interés para apoyar el pronóstico, pero están sujetos a sesgos. Estos pueden ser de tres clases: 1) sesgos de selección, por lo que esta se vería afectada de manera arbitraria, 2) sesgos de información, que conducen a valorar más los casos que impresionan y los más recientes, y 3) sesgos estadísticos, debido a que la muestra barajada en general es relativamente reducida, por lo que la influencia del azar al extraer conclusiones será mayor.
Es, por ello, permanente el riesgo de efectuar asociaciones arbitrarias y ver interrelaciones o correlaciones ilusorias entre variables, algunas de las cuales se sobrevaloran o infravaloran (Álvarez, 1996; Godoy y Gavino, 1999). Conclusiones Las limitaciones del pronóstico derivan, por un lado, del insuficiente conocimiento que hoy en día se tiene de la etiología y del diagnóstico psicopatológico (por ejemplo, de los marcadores biológicos, de los factores de riesgo psicosociales o de los factores de protección) y, por otro, de la falta específica de competencia del clínico en este importante aspecto.
El objetivo final para el profesional es que sepa moverse en el resbaladizo terreno de las predicciones, garantizando al mismo tiempo la utilidad clínica para el paciente y el rigor científico. El diagnóstico precoz y el pronóstico están muy relacionados. Así, se habla de silencio clínico aplicado a las situaciones donde todavía, aunque se esté gestando más o menos insidiosamente el trastorno, su sintomatología no se manifiesta con suficiente nitidez como para ser detectado por el clínico.
Esta situación no solo limita la posibilidad de avanzar el diagnóstico, sino que impide intervenir de manera preventiva sobre los síntomas. En cualquier caso, a nivel diagnóstico, si se logra la detección precoz, sobre todo de algún síntoma patognomónico (si los hubiera), ese hallazgo informa sobre los pródromos, lo que facilita la acotación del trastorno.
La tarea de pronosticar exige del clínico disponer de competencias específicas que garanticen el mayor grado de validez de los jui cios emitidos. El profesional se enfrenta ante diversos sesgos en esta tarea: 1) de representatividad, que le induce a apoyarse en un número insuficiente y no representativo de datos para efectuar generalizaciones, 2) de inmediación y disponibilidad, que le lleva a considerar más probable lo que mejor recuerda, 3) de anclaje y ajuste, cuando las valoraciones iniciales condicionan demasiado el sentido y función de las informaciones recogidas después, 4) retrospectivo, que hace que se sobrevaloren determinados hechos pasados, y 5) de confirmación, por el que se tiende a sobrevalorar los argumentos que conforman la posición adoptada en un inicio (Tversky y Kahneman, 1983, 1986).
Frente a la rigidez de pensamiento, la insuficiencia reflexiva y la incapacidad de trabajar las metacogniciones, el pronóstico se favorece con la flexibilidad del pensamiento y el insight personal, que le lleva al clínico a tomar conciencia del problema, así como de su naturaleza e implicaciones colaterales.
La intuición del clínico debe estar autorregulada tanto por la búsqueda de la validez como por el conocimiento de los riesgos de caer en errores y sesgos al conformar los juicios pronósticos. Por lo que concierne al pronóstico, habrá que comparar las predicciones efectuadas (hipótesis) con los resultados, confirmatorios o no, de las mismas.
Conviene que, con el fin de hacer operativas y cuantificables las valoraciones propuestas, en el futuro se elaboren instrumentos de medida con los que pueda compararse lo pronosticado con los resultados finales. Algunas escalas de evaluación, suficientemente sensibles al cambio, podrían facilitar la labor de evaluación del mayor o menor acierto de los pronósticos.
Este proceso acarrearía de paso la ventaja de contribuir a depurar la validez predictiva de los factores utilizados como apoyo de los pronósticos clínicos. El factor decisivo de los pronósticos certeros viene marcado por su validez confirmatoria. Una manera de determinar factores pronósticos se basa en el estudio de cohortes, esto es, de pacientes afectados por un mismo trastorno mental.
Los componentes de los estudios forman parte de la cohorte en el momento (incidencia) en que se detecte clínicamente la manifestación del trastorno. Tratándose de predicciones pronósticas, conviene que los seguimientos se aseguren con estudios longitudinales.
De este modo, se relacionarán estadísticamente los factores utilizados como predictores con los resultados pronosticables (Álvarez, 1996). Téngase en cuenta siempre que pronosticar es una tarea arriesgada, cargada de limitaciones. Al igual que sucede con el diagnóstico, el pronóstico se realiza por lo general sin las garantías que proporcionaría conocer las causas y con la complicación añadida de que determinados efectos asumen la función de causas en un escenario que se sitúa en el futuro.
Si bien frecuentemente se conocen los factores de riesgo, pocas veces se sabe su ponderación y qué factores están asociados con ellos para modularlos. La verificación científica de los juicios pronósticos otorga al clínico creciente seguridad al dictaminarlos y una mayor confianza en cuanto a su utilidad real.
- Conflicto de intereses Los autores de este artículos declaran que no tienen ningún conflicto de intereses.
- Referencias 1.
- Álvarez, R. (1996).
- El método científico en las ciencias de la salud.
- Madrid: Díaz de Santos.2.
- American Psychiatric Association (APA) (2000).
- DSM-IV-TR.
- Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales-IV.
Texto revisado. Barcelona: Masson.3. Andrés-Pueyo, A. y Echeburúa, E. (2010). Valoración del riesgo de violencia: instrumentos disponibles e indicaciones de aplicación. Psicothema, 22, 403-409.4. Belloch, A., Sandín, B. y Ramos, F. (Eds.) (2008). Manual de psicopatología (2 vols.).
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¿Cómo describir un pronóstico?
Un pronóstico se puede expresar de una forma cualitativa o cuantitativa. Con respecto a la primera son comunes los términos ‘buen, mal pronóstico o intermedio’, o ‘leve, moderado o grave’. El término ‘ pronóstico reservado’ es un ‘ pronóstico incierto’ o desconocido.
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¿Cuáles son los tipos de pronósticos?
Podemos clasificar los pronósticos en cuatro tipos básicos: cualitativos, de análisis de series de tiempos, de relaciones causales y simulaciones. Las técnicas cualitativas son subjetivas o simples juicios y se basan en cálculos y opiniones.
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¿Qué es un pronóstico en general?
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¿Cuál es el pronóstico de cáncer?
Cómo entender las estadísticas de supervivencia – Los médicos calculan el pronóstico usando estadísticas recogidas por investigadores durante muchos años. Estas estadísticas provienen de personas con el mismo tipo de cáncer que usted tiene. Para predecir el pronóstico se pueden usar varios tipos de estadísticas. Las estadísticas que se usan con mayor frecuencia son las siguientes:
Supervivencia específica al cáncer Es el porcentaje de pacientes con un tipo y un estadio específico de cáncer que no han muerto debido al cáncer durante un período determinado de tiempo después del diagnóstico. El período de tiempo puede abarcar 1 año, 2 años, 5 años, etc. El período que se usa con mayor frecuencia es 5 años. La supervivencia específica al cáncer también se llama supervivencia específica a la enfermedad. En la mayoría de los casos, la supervivencia específica al cáncer se basa en las causas de muerte que se encuentran en expedientes médicos, que pueden no ser las correctas. Supervivencia relativa Esta estadística es otro método para calcular la supervivencia específica al cáncer que no usa la información sobre la causa de muerte. Compara el porcentaje de pacientes con cáncer que ha sobrevivido por un periodo determinado de tiempo después del diagnóstico con las personas que no tienen cáncer. Supervivencia general Es el porcentaje de personas con un tipo y estadio específico de cáncer que no han muerto por ninguna causa durante un período determinado de tiempo después del diagnóstico. Supervivencia sin enfermedad Esta estadística es el porcentaje de pacientes que no presentan signos de cáncer durante un período determinado de tiempo después del tratamiento. Esta estadística también recibe los siguientes nombres: supervivencia sin recidiva o supervivencia sin evolución.
Dado que las estadísticas se basan en grandes grupos de personas, no se pueden usar para predecir con exactitud que le sucederá a usted en particular. Cada persona es diferente. Los tratamientos y cómo responden las personas al tratamiento pueden variar muchísimo.
- Además, puede llevar años ver los beneficios de nuevos tratamientos y formas de detectar el cáncer.
- Por lo tanto, las estadísticas que su médico utiliza para hacer un pronóstico pueden no estar basadas en los tratamientos que se usan hoy en día.
- De todas maneras, el médico puede informarle que su pronóstico es bueno si las estadísticas indican que es probable que su cáncer responda bien al tratamiento.
O puede decirle que tiene un mal pronóstico, si el cáncer es más difícil de controlar. Recuerde que cualquiera que sea el pronóstico que su médico le dé, el pronóstico es una suposición lógica basada en la mejor información disponible. El médico no puede saber con certeza cómo será la enfermedad en su caso.
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¿Cuántos pronosticos hay en medicina?
Artículo de revisión El pronóstico y su importancia en la práctica clínica Prognosis and its importance in the clinical practice 1 Universidad de Ciencias Médicas de La Habana. Hospital General Docente “Leopoldito Martínez”. Mayabeque; Cuba. RESUMEN Introducción: Una de las grandes preocupaciones que ha agobiado al hombre es su interés por las enfermedades y cómo afrontarlas.
- Objetivo: Exponer elementos teóricos que resaltan la importancia del pronóstico dentro del método clínico.
- Métodos: Se realizó una revisión bibliográfica sobre el pronóstico de pacientes enfermos con determinada entidad.
- Se utilizó el motor de búsqueda Google Académico y los descriptores: método clínico, pronóstico, estimación pronostica, predicción.
Además, se utilizaron libros de textos de medicina interna y la base de datos SciELO de la Biblioteca Virtual de Salud. Desarrollo: La identificación de factores capaces de influir en el pronóstico de una enfermedad es de suma importancia para la actividad clínica diaria.
- Por un lado, porque facilita la toma de decisiones en cuanto a procedimientos diagnósticos o tratamientos y por otro, porque el conocer la posible evolución de un paciente concreto permitirá informarlo sobre el curso clínico de su enfermedad.
- Conclusiones: El pronóstico y las escalas predictoras son de utilidad en el proceso salud-enfermedad y forma parte del método clínico.
El desarrollo tecnológico bien empleado permite emitir predicciones más precisas pero no están exentas de errores. El método clínico y la revolución tecnológica van en un proceso de desarrollo continuo donde ninguno sustituye al otro sino ambos como en un binomio dialéctico, van camino al progreso.
- Palabra clave: método clínico; pronóstico; estimación pronostica; predicción ABSTRACT Introduction: One of the greatest concerns that burdens man is the interest in diseases and how to deal with them.
- Objective: To present theoretical elements that highlight the importance of prognosis within the clinical method.
Methods: A bibliographic review was carried out on the prognosis of sick patients with certain entity, using the Google Academic search engine. The descriptors used were clinical method, prognosis, prognostic estimation, prediction. In addition, internal medicine textbooks and SciELO database of the Virtual Health Library were used.
Discussion: The identification of factors capable of influencing the prognosis of a disease is of utmost importance for daily clinical activity. On the one hand, because it facilitates decision-making regarding diagnostic procedures or treatments and, on the other, because knowing the possible evolution of specific patients will allow to inform patients on the clinical course of their disease.
Conclusions: Prognosis and predictive scales are useful in the health-disease process and part of the clinical method. Well-used technological development enables more accurate predictions, but they are not error-free. The clinical method and the technological revolution go in a continuous progress where neither replaces the other but both, as in a dialectical binomial, are on the way to growth.
Keywords: clinical method; forecast; forecast forecast; prediction Introducción Una de las grandes preocupaciones que ha agobiado al hombre es su interés por las enfermedades y cómo afrontarlas.1 En un inicio el brujo, behique o chaman tenían esa responsabilidad dentro de la tribu, 2 eran unas figuras mixticas, encargadas de identificar, tratar y pronosticar el futuro.2, 3, 4 Utilizaban la sugestión y la catarsis dentro de sus técnicas, las cuales hacían que las dolencia mejoraran.4 Así durante muchos años existió un vínculo muy estrecho entre lo científico y lo religioso.5 Los sacerdotes egipcios fueron capaces de separar la práctica médica de la religiosa; sin embargo, eran los sacerdotes los practicantes de esta ciencia.4, 5 Fue Hipócrates quien contribuyó a emancipar a la medicina de la religión y también la liberó de las exageradas especulaciones filosóficas de la época.5 La escuela hipocrática se caracterizaba por el aprendizaje del interrogatorio, la inspección, palpación y auscultación directa al tórax.5 Fue quien por primera vez definiera el concepto de pronóstico.5 Con estos elementos muchos estudiosos han afirmado que la secuencia de técnicas fueron los primeros pasos a la creación del método clínico.4, 5,
Otros practicantes fueron destacados como Galeno, Rhazes, Avicena, Thomas Sydenham en la época del renacimiento, considerado el Hipócrates Ingles, por el gran conocimiento alcanzado y su destreza y sabiduría.2, 5 Ya en esa época la medicina se separa de lo religioso para erigirse como una profesión.5 El siglo XIX fue clave para el surgimiento del método clínico y los pasos más importantes dentro de su técnica.1 Sin embargo a pesar del desarrollo alcanzado en los últimos años, el pronóstico ha sido el menos desarrollado del método clínico.5 Los antiguos hacían siempre predicciones y de su exactitud dependía mucho, el prestigio del médico.4, 5 La función de pronosticar es inherente a la ciencia contemporánea, por lo que un elemento básico que debe demostrar la madurez de la clínica como ciencia es precisamente la certeza de su pronóstico.6 Este es considerado como la predicción de un fenómeno de extraordinaria complejidad, por lo que tiene necesariamente un carácter probabilístico, lo que no reduce su veracidad, porque la probabilidad es la medida de la exactitud de los fenómenos complejos.5, 6,
La clínica necesita del concurso de la medicina social, de la epidemiología y de la estadística sanitaria, sin disolver la especificidad de su pronóstico, que es siempre sobre la base de la individualidad.5, 6 La influencia en los últimos tiempos de Karl Popper ha traído una nueva tendencia a considerar la medicina como una ciencia de probabilidades donde el pronóstico tiene una función fundamental para el individuo y su familia.5 Por lo antes presentado, el objetivo de este estudio es exponer los elementos teóricos que resaltan la importancia del pronóstico dentro del método clínico.
Métodos Se realizó una revisión bibliográfica de fuentes localizadas mediante el motor de búsqueda Google Académico y los descriptores: método clínico, pronóstico, estimación pronostica, predicción. Además, se utilizaron libros de textos de medicina interna y la base de datos SciELO de la Biblioteca Virtual de Salud.
Las fuentes en idioma español fueron revisadas y se seleccionaron aquellas que facilitaron cumplir el objetivo. Se reflejó en el texto la descripción e interpretación de la información de las fuentes que no repetían información de otras. El pronóstico y el método clínico La identificación de factores capaces de influir en el pronóstico de una enfermedad es de suma importancia para la actividad clínica diaria.7 Por un lado, porque facilita la toma de decisiones en cuanto a procedimientos diagnósticos o tratamientos y por otro, porque el conocer la posible evolución de un paciente concreto permitirá informarlo sobre el curso clínico de su enfermedad.7 La realización de estudios clínico-epidemiológicos es una de las principales vías de las que se dispone para conocer el pronóstico de una patología determinada.7 Aunque pueden utilizarse diferentes diseños de investigación, los estudios de seguimiento, ya sean prospectivos o retrospectivos, son los más adecuados para tratar de determinar factores pronóstico.
Una forma concreta para su definición es la que propone estimar las probabilidades de los diversos modos de evolución.8 Existen varias formas para su clasificación, entre estas puede ser leve, moderado, grave, muy grave y fatal o, más brevemente, buen y mal pronóstico.8 Según el autor estas formas son más frecuentemente usadas y permiten determinar la conducta terapéutica a utilizar.
Si se manifiesta abiertamente, se habla de pronóstico explícito, y si se omite o condiciona a contingencias imprevisibles, se considera pronóstico reservado.8 Otra forma de clasificación se basa según el objetivo a quien va dirigido. En este sentido, se pueden clasificar en tres grupos: pronóstico respecto a la población general de un país; el referido a un grupo de individuos afectados por una enfermedad, y el que afecta a un individuo concreto (pronóstico individual).8 La mayoría de las veces, las variables utilizadas pueden brindar un pronóstico de recurrencia, posible muerte, expectativa de vida.
Para el autor la mayoría de las veces el pronóstico constituye un fenómeno ético y legal que pudiera involucrar tanto al individuo como al personal médico. El establecimiento de un pronóstico es un acto científico basado en el análisis de una serie de variables que reciben el nombre de factores pronósticos, unos vinculados al paciente y otros al proceso patológico.5 Para utilizar una variable con este fin, debe cumplir como mínimo los requisitos de guardar una relación estrecha con el pronóstico de la enfermedad y aportar una información adicional en relación con la que suministran los factores predictores conocidos y el método usado para su definición debe ser totalmente reproducible.5, 8 Considera el autor que su empleo permite clasificar a los pacientes en grupos homogéneos, lo que favorece la comparación de pautas terapéuticas y la comparación de resultados terapéuticos entre grupos de pacientes con diferente pronóstico.
- La mayoría de los modelos predictivos utilizan variables clínicas, fisiológicas, de laboratorio o la combinación de estas, su procesamiento permite obtener un pronóstico.
- Uno de los más empleados es el referente a la mortalidad.5, 8 En la década de 1990 con la informatización, las investigaciones se enfrascaron en la búsqueda de los factores pronósticos de mortalidad.9, 10 Para ello se basaron en estudios univariados, algunos multivariados y metaanálisis que han servido para encontrar los factores relacionados con la muerte, la supervivencia y la aparición de complicaciones.9 El estudio integrado de los factores predictores de la mortalidad ha dado lugar a la aparición de las escalas pronosticas con el objetivo de predecir la mala evolución.9,
Entre 1966 hasta 2010 se crearon alrededor de 193 escalas pronósticos para pacientes mayores de 50 años de edad.11 De estos, 50 % correspondieron a predictores generales que no eran específicos para ninguna enfermedad, solo 26 % fueron elaborados en salas de medicina, y 16 % podía predecir la mortalidad.8,
- Esto demuestra escasez de investigaciones al respecto, sobre todo para las salas de medicina y refuerza el criterio de autores que demuestran poca utilidad del pronóstico en la actividad clínica diaria.
- A criterio de este autor, si se analizan los libros clásicos de la medicina interna actuales, se profundiza en la genética de las enfermedades así como los adelantos tecnológicos que influyen en el diagnóstico, pero el acápite del pronóstico de las entidades aparece pobremente descrito, aportan pocos elementos teóricos que permitan hacer una predicción objetiva del paciente además esta temática ha caído en el campo de la especulación por falta de conocimiento.
Sin embargo hay quienes sí, basados en modelos creados con el objetivo de estimar el pronóstico real de los pacientes, han utilizado diferentes escalas, entre estas tenemos: el índice de comorbilidad de Charlson, escala funcional de Barthel, el modelo español PROFUND, EWS, FROOM, entre otros.12 Estos últimos necesitan una secuencia ordenada de datos que provienen del interrogatorio, el examen físico y el uso de complementarios.13,
- El propio desarrollo tecnológico ha venido a reforzar la exactitud del pronóstico.13 Para el autor, la técnica no sustituye a la experiencia pero sí refuerza sus criterios.
- Toda la tecnología empleada puede aportar un margen de error, pueden variar la sensibilidad y especificidad, pero son imprescindibles en la práctica médica y cuando se emplea correctamente.14 Ha sido abordado por Azpiazú la necesidad de un enfoque integral y en equipo de los enfermos pues el médico enfrenta complejidades propias del paciente, complejas condiciones de desarrollo del trabajo y elevada variabilidad clínica de las entidades, 14 por lo que predecir la evolución también se hace más complejo.
Por otra parte la asociación de las comorbilidades es un factor influyente.14 El método clínico se desarrolla a medida que se incorporan nuevos instrumentos, con el objetivo de ampliar el horizonte perspectivo.15 La tecnología no puede verse al margen del método clínico como algo que se agrega externamente para desplazarlo en su papel cognoscitivo fundamental.16 Todo lo contrario, el origen y el desarrollo de la técnica están íntimamente vinculados a su propio desarrollo y con legitimidad pueden y deben ser considerados como parte de este último, como una unidad dialéctica de contrarios que interaccionan enriqueciendo el nivel primario perceptivo del proceso cognitivo del médico, facilitando así el ulterior desarrollo de todo el proceso diagnóstico y pronóstico, dotándolo de un contenido más objetivo.15 Tanto el diagnóstico como el pronóstico son procesos cognitivos que requiere la unidad dialéctica sujeto-objeto.17 El diagnóstico lo realiza el sujeto que interacciona con lo tecnológico y realiza un análisis de la información emitiendo el resultado de dicha interacción que en el caso del pronóstico, permite actualizar en la situación real del paciente y que podría pasar si se mantienen los mismos datos.15, 16, 17, 18 Es importante resaltar el criterio de Fernández Sacasa, quien considera que todo acto médico debe partir del método clínico sino, no es ciencia clínica.13 El método clínico es una guía que sigue el médico en la búsqueda de un pronóstico, debe centrar su atención en la relación médico-paciente y la conformación de la historia clínica, pues este documento aporta los datos necesarios para el procesamiento de una estimación predictiva determinada.13 El uso racional, inteligente y ponderado de la tecnología complementará el proceso, brindando mayor exactitud.13 Para el autor no estimar el pronóstico del paciente es trabajar con incertidumbre.
Para el enfermo y la familia la predicción de la enfermedad ayuda a mitigar sus miedos, brinda esperanza, y permite buscar herramientas para sus sufrimientos. Por tanto un pronóstico determinado demanda una acción que modifique la situación en la que está el paciente, para mejorarla, por lo que lleva implícito un automovimiento que favorece el bienestar del estado de salud individual.
El pronóstico y las escalas predictoras son esenciales en la atención médica integral al paciente. El desarrollo tecnológico bien empleado permite emitir predicciones más precisas; sin embargo, tienen la influencia de incertidumbre inherente a la clínica.
El método clínico y la revolución tecnológica van en un proceso de desarrollo continuo donde ninguno sustituye al otro, sino ambos como en un binomio dialéctico, van camino al progreso. Este trabajo permitirá incentivar en la comunidad médica la necesidad del empleo de forma rutinaria del pronóstico médico.
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¿Qué significa pronóstico favorable?
Usar estadísticas de supervivencia para determinar el pronóstico – Un pronóstico favorable es una probabilidad de éxito del tratamiento. Por ejemplo, la tasa general de supervivencia relativa de 5 años para el cáncer de testículo es del 95%. Esto significa que la mayoría de los hombres con diagnóstico de la enfermedad tienen un pronóstico favorable,
El pronóstico depende de la etapa del cáncer al momento del diagnóstico. Por ejemplo, la tasa de supervivencia relativa de 5 años para el cáncer colorrectal en etapa inicial es del 90%. Para el cáncer colorrectal en etapa avanzada, la tasa disminuye a 14%, aproximadamente. Usar las estadísticas de supervivencia para evaluar las opciones de tratamiento Los médicos a menudo usan las tasas de supervivencia relativa de 5 años para evaluar y comparar las opciones de tratamiento.
Consideran la tasa de supervivencia como una buena indicación de lo siguiente:
Si el cáncer responde al tratamiento. Si el tratamiento extenderá con éxito la vida de la persona
Las estadísticas de supervivencia ayudan a los médicos a decidir qué tratamientos proporcionan el mayor beneficio. También ayudan a los médicos a sopesar los beneficios en relación con los riesgos. Por ejemplo, un tratamiento específico puede ser muy eficaz para tratar el cáncer, pero una persona podría experimentar efectos secundarios desagradables provocados por dicho tratamiento.
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¿Qué es un pronóstico y cuál es su objetivo?
El objetivo básico de un pronóstico consiste en reducir el rango de incertidumbre dentro del cual se toman las decisiones que afectan el futuro del negocio y con él a todas las partes involucradas.
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¿Por qué es importante hacer un pronóstico?
El estudio de los pronósticos como elementos en la toma de decisiones en las empresas tienen mayores áreas de oportunidad al interior de las organizaciones, esto se debe a que los pronóstico ayudan a los tomadores de decisiones a realizar juicios más precisos acerca de los eventos futuros y en esta parte las
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¿Cuál es el pronóstico de cáncer?
Cómo entender las estadísticas de supervivencia – Los médicos calculan el pronóstico usando estadísticas recogidas por investigadores durante muchos años. Estas estadísticas provienen de personas con el mismo tipo de cáncer que usted tiene. Para predecir el pronóstico se pueden usar varios tipos de estadísticas. Las estadísticas que se usan con mayor frecuencia son las siguientes:
Supervivencia específica al cáncer Es el porcentaje de pacientes con un tipo y un estadio específico de cáncer que no han muerto debido al cáncer durante un período determinado de tiempo después del diagnóstico. El período de tiempo puede abarcar 1 año, 2 años, 5 años, etc. El período que se usa con mayor frecuencia es 5 años. La supervivencia específica al cáncer también se llama supervivencia específica a la enfermedad. En la mayoría de los casos, la supervivencia específica al cáncer se basa en las causas de muerte que se encuentran en expedientes médicos, que pueden no ser las correctas. Supervivencia relativa Esta estadística es otro método para calcular la supervivencia específica al cáncer que no usa la información sobre la causa de muerte. Compara el porcentaje de pacientes con cáncer que ha sobrevivido por un periodo determinado de tiempo después del diagnóstico con las personas que no tienen cáncer. Supervivencia general Es el porcentaje de personas con un tipo y estadio específico de cáncer que no han muerto por ninguna causa durante un período determinado de tiempo después del diagnóstico. Supervivencia sin enfermedad Esta estadística es el porcentaje de pacientes que no presentan signos de cáncer durante un período determinado de tiempo después del tratamiento. Esta estadística también recibe los siguientes nombres: supervivencia sin recidiva o supervivencia sin evolución.
Dado que las estadísticas se basan en grandes grupos de personas, no se pueden usar para predecir con exactitud que le sucederá a usted en particular. Cada persona es diferente. Los tratamientos y cómo responden las personas al tratamiento pueden variar muchísimo.
- Además, puede llevar años ver los beneficios de nuevos tratamientos y formas de detectar el cáncer.
- Por lo tanto, las estadísticas que su médico utiliza para hacer un pronóstico pueden no estar basadas en los tratamientos que se usan hoy en día.
- De todas maneras, el médico puede informarle que su pronóstico es bueno si las estadísticas indican que es probable que su cáncer responda bien al tratamiento.
O puede decirle que tiene un mal pronóstico, si el cáncer es más difícil de controlar. Recuerde que cualquiera que sea el pronóstico que su médico le dé, el pronóstico es una suposición lógica basada en la mejor información disponible. El médico no puede saber con certeza cómo será la enfermedad en su caso.
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¿Qué significa pronóstico favorable?
Usar estadísticas de supervivencia para determinar el pronóstico – Un pronóstico favorable es una probabilidad de éxito del tratamiento. Por ejemplo, la tasa general de supervivencia relativa de 5 años para el cáncer de testículo es del 95%. Esto significa que la mayoría de los hombres con diagnóstico de la enfermedad tienen un pronóstico favorable,
El pronóstico depende de la etapa del cáncer al momento del diagnóstico. Por ejemplo, la tasa de supervivencia relativa de 5 años para el cáncer colorrectal en etapa inicial es del 90%. Para el cáncer colorrectal en etapa avanzada, la tasa disminuye a 14%, aproximadamente. Usar las estadísticas de supervivencia para evaluar las opciones de tratamiento Los médicos a menudo usan las tasas de supervivencia relativa de 5 años para evaluar y comparar las opciones de tratamiento.
Consideran la tasa de supervivencia como una buena indicación de lo siguiente:
Si el cáncer responde al tratamiento. Si el tratamiento extenderá con éxito la vida de la persona
Las estadísticas de supervivencia ayudan a los médicos a decidir qué tratamientos proporcionan el mayor beneficio. También ayudan a los médicos a sopesar los beneficios en relación con los riesgos. Por ejemplo, un tratamiento específico puede ser muy eficaz para tratar el cáncer, pero una persona podría experimentar efectos secundarios desagradables provocados por dicho tratamiento.
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