Que Es Un Signo En Una Enfermedad?

04.03.2023 0 Comments

Los signos (señales) y los síntomas son formas en las que el cuerpo manifiesta que tiene algún malestar, lesión o enfermedad.

Un signo, tal como una fiebre o algún sangrado, puede ser visualmente observada y cuantificada (medida) por alguien más. Un síntoma, tal como dolor y el cansancio, es algo que es perceptible por la persona que lo está teniendo.

Los signos y síntomas del cáncer dependerán de su ubicación, tamaño y qué tanto podría afectar a los órganos tejidos de su alrededor. Si un cáncer se propaga (hace metástasis ), entonces los signos o síntomas pudieran aparecer en diferentes partes del cuerpo.
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¿Qué es signo de una enfermedad?

En medicina, un signo es algo que se identifica durante un examen físico o en una prueba de laboratorio que indica la posibilidad de que una persona tenga una afección o enfermedad. Algunos ejemplos de signos son la fiebre, la inflamación, el sarpullido, la presión arterial alta o la glucemia alta.
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¿Qué son los signos en la medicina?

Resumen Se revisan los signos, síndromes y enfermedades con nombre propio más comunes en la medicina interna. Hasta la aparición a mediados del siglo xx de métodos diagnósticos de imagen y no invasivos, la anamnesis y los hallazgos del examen físico del paciente (inspección, palpación, percusión y auscultación) eran la herramienta principal para llegar al diagnóstico de numerosas enfermedades.

  1. Por tanto, el incuestionable valor de las nuevas técnicas diagnósticas no puede hacer olvidar el relevante papel del examen clínico.
  2. De esta manera, los «descubridores» —Homan, Cushing, Fanconi, entre otros— de ciertos signos clínicos, síndromes o entidades morbosas siguen en la actualidad conservando su predicamento.

El talento y el «ojo clínico» permitieron a galenos talentosos reconocer enfermedades ocultas que, de otra forma, se habrían mantenido ignoradas durante largo tiempo. Palabras clave: Signo Síndrome Enfermedad Autores Nombre propio Abstract A review is presented of the most common signs, syndromes and diseases bearing the name of their discoverers.

  1. Until imaging and non-invasive diagnostic procedures appeared by the second half of the 20th century, diagnosis was mainly established by anamnesis and physical examination of the patients by inspection, palpation, percussion, and auscultation.
  2. However, the unquestionable value of these findings should not relegate the clinical examination.

Therefore, many signs of syndromes and disease have taken the name of their discoverers: Homan, Cushing, Fanconi, among others, are still current and useful despite the innovative diagnostic tools. Keywords: Sign Syndrome Disease Authors Proper name Texto completo Introducción En el devenir de la historia el progreso de la medicina ha sido constante.

En la primera mitad del siglo xx se produjeron avances extraordinarios en el diagnóstico, particularmente, la incorporación de las primeras pruebas de imagen que permitieron reconocer enfermedades que sensu stricto dependían de los datos del examen físico general (inspección, palpación, percusión y auscultación), junto a la perspicacia y «ojo clínico» del explorador.

El reconocimiento de epifenómenos de la enfermedad se debía a la cuidadosa observación del explorador clínico que ha dado su nombre a distintos procesos. La pérdida de la salud deriva de la alteración o desviación del estado fisiológico de nuestro organismo manifestada por síntomas, signos o por la modificación de ciertos parámetros biológicos.

  • El avance de la ciencia ha permitido, pues, que algunos signos, síndromes y enfermedades se conozcan por el nombre del «autor».
  • Para poner de manifiesto esta aportación a la medicina, se ofrece a continuación una serie de entidades morbosas a cuyos artífices el paso del tiempo ha otorgado carta de naturaleza: Addison, Wilson, Osler o Cushing, entre otros.

El listado, en orden alfabético, incluye signos clínicos, síndromes y enfermedades que oscilan desde la esfera digestiva hasta los trastornos hematológicos, neurológicos, neumológicos o de otra índole. El texto posee cierto carácter formativo o pedagógico: dar inmediata y concisa información al lector de los distintos «autores» y del descubrimiento que aportaron a la medicina clínica.

Signos El estudio clínico, elemento ineludible de toda actuación médica lo integran: la anamnesis, datos personales del paciente, profesión, actividad física y tipo de vida, motivo de consulta, procesos previos, traumatismos, enfermedades hereditarias, antecedentes familiares, hábitos alimenticios, situación laboral y familiar, tabaco, alcohol, consumo de drogas, episodios o antecedentes de diátesis alérgica; examen físico general, valoración de las pruebas complementarias para concluir en el diagnóstico directo y diferencial, complicaciones, secuelas, pronóstico y medidas terapéuticas.

Los signos que, a diferencia de los síntomas o manifestaciones subjetivas, son hallazgos objetivos, evidentes y tangibles en el examen físico del paciente. Las manifestaciones semiológicas fielmente recogidas pueden convertirse en muchos casos en la «llave» del diagnóstico.

  1. Un caso paradigmático fue el episodio de «cefalea en racimos» que sufrió el legendario cineasta Frank Capra (1897-1991), director del inolvidable film ¡ Qué bello es vivir !, durante el rodaje de su última producción: Un gánster para un milagro,
  2. El testimonio está recogido en su autobiografía: El nombre delante del título,

Escribía Capra: «En Nochebuena estábamos celebrando el nacimiento de 1961 en el comedor del hotel La Quinta (Nueva York) cuando bruscamente un enorme pájaro fantasmal clavó 3 uñas de su furiosa garra en lo más profundo de mi cabeza y rostro e intentó elevarme.

Sin advertencia previa, sin ningún síntoma preliminar Un horrible dolor lacerante en el ojo derecho Me aferré la cabeza, me alejé tambaleante y me escondí entre los setos de adelfas y allí en la oscuridad, gemí, jadeé, y me sequé las lágrimas que me brotaban del ojo derecho una agónica hora más tarde las garras me soltaron, el paroxismo cesó tan bruscamente como me había convulsionado».

Otro relato clínico no superado corresponde a las crisis agudas de gota o podagra que Thomas Sydenham (1624-1689) estuvo sufriendo desde que tenía 30 años. El rigor y la fidelidad «plástica» respecto a las características del ataque fueron de tal viveza y realismo que todo médico las debiera conocer.

  1. Respecto a la enfermedad gotosa, Sydenham afirmaba: «Creo que se debe a la apepsia, es decir, a una debilitación de la cocción, tanto en las partes sólidas del cuerpo como en el conjunto de los humores».
  2. En la persona de Sydenham se daba la «simbiosis» del extraordinario médico y el enfermo.
  3. La historia clínica, pues, es el elemento insustituible del diagnóstico; gracias a la anamnesis se establece el puente o enlace entre el facultativo y el paciente.

Una vez analizados los datos clínicos —historia y examen general—, se puede establecer el diagnóstico de sospecha, el diagnóstico directo y el diferencial, respectivamente. En cuanto a los signos, síndromes y enfermedades según el nombre de sus descubridores, el catálogo es muy extenso; por ello, se exponen algunos, los más conocidos o característicos.

  1. Estos son en orden alfabético.
  2. Argill-Robertson (ausencia del reflejo pupilar a la luz y funcional a la acomodación: tabes, parálisis progresiva), Auenbruger (descenso del lóbulo izquierdo hepático en los derrames pericárdicos), Babinski (flexión dorsal o extensión lenta del dedo gordo al estimular de atrás adelante la piel del borde externo del pie), Battle (equimosis en el área perimastoidea tras traumatismo craneoencefálico), Bell (al cerrar los párpados, el del lado paralizado no lo hace por completo y se observa como el globo ocular se dirige hacia arriba y adentro, y la córnea desaparece debajo del párpado superior), Blumber (dolor abdominal intenso producido en la exploración física al retirar bruscamente la mano que presionaba la zona.

Es indicativo de irritación peritoneal localizada), Bruzinski (flexión de las extremidades inferiores al flexionar el cuello, indicativo de irritación meníngea), Chvostek (contracción espasmódica e involuntaria de los músculos que desplazan lateralmente la comisura bucal), Courvoisier (palpación de la vesícula distendida por obstrucción completa del colédoco), Cullen (equimosis periumbilical que aparece, de forma excepcional, en la pancreatitis necrótica hemorrágica), Gowers (desde la posición de sentado, el paciente apoya las manos en las rodillas y empuja el tronco hacia arriba), Homan (dolor en la pierna al provocar la flexión dorsal del pie en caso de trombosis venosa profunda), Hutchinson (queratitis intersticial con opacidad corneal), Kernig (imposibilidad de extender las extremidades inferiores cuando los muslos se flexionan sobre las caderas), Kussmaul (disminución de la altura del pulso venoso con la inspiración), Lasègue (dolor intenso tras la flexión pasiva de la cadera con la rodilla en extensión y el paciente en decúbito supino.

Es típico de la neuralgia ciática), Lhermitte (sensación de descarga eléctrica producida al flexionar el cuello, que se irradia por la espalda hasta la extremidades inferiores), Murphy (dolor a la palpación profunda en el hipocondrio derecho cuando inspira profundamente el paciente, característico de la colecistitis aguda), Negro (rueda dentada en lesión extrapiramidal), Romaña (edema palpebral presente en la enfermedad de Chagas), Romberg (pérdida del equilibrio con oscilaciones del tronco y eventual caída cuando el paciente intenta sostenerse con los pies juntos y los ojos cerrados), Tinel (sensación de hormigueo, pinchazos o descarga eléctrica en el área de distribución cutánea de un nervio periférico seccionado, atrapado o comprimido), Trousseau (espasmo doloroso del carpo), Winterbotton (linfadenitis cervical en la tripanosomiasis africana), Valleix (puntos donde los nervios son accesibles a la compresión; trigémino), Westphall (abolición del reflejo rotuliano).

Síndromes El término síndrome incluye el conjunto de síntomas y signos que, por sus características e identidad, permite una visión holística o global: síndrome febril, cardíaco, digestivo, etc.; también el síndrome se define como un «conjunto de síntomas y signos que existen a un tiempo y definen un estado morboso determinado».

  1. En estas páginas se presenta una miscelánea, no exhaustiva, de aquellas entidades conocidas por el nombre de quien las narró o registró por primera vez.
  2. Alport (trastorno hereditario con hipoacusia y disminución de la visión), Banti (esplenomegalia congestiva, pancitopenia, hipertensión portal y hemorragia digestiva), Bartter (hipopotasemia, alcalosis metabólica y presión arterial normal), Bernard-Horner (lesión de los nervios simpáticos caracterizada por miosis, ptosis palpebral, enoftalmos y anhidrosis), Bloom (trastorno cromosómico autosómico recesivo caracterizado por alta frecuencia de roturas y reordenamientos de los cromosomas), Boerhaave (perforación esofágica espontánea o rotura postemética del esófago, generalmente causada por vómitos de repetición), Bouveret (obstrucción del estómago o el duodeno por cálculo biliar de gran tamaño), Brown – Séquard (lesión hemilateral de la médula torácica), Brugada (cardiopatía genética y no estructural debida a la alteración primaria de los canales iónicos del miocardio), Budd-Chiari (trombosis de las venas suprahepáticas por coágulos que obstruyen, parcial o completamente, las grandes venas que drenan al hígado), Churg-Strauss (vasculitis con afectación predominante del aparato respiratorio, asma, eosinofilia periférica, granulomas e infiltración tisular por eosinófilos), Cogan (queratitis intersticial no luética y síntomas audiovestibulares), Conn (hiperaldosteronismo primario y adenoma de las cápsulas suprarrenales), Cronkhite-Canada (poliposis no adenomatosa adquirida y alteraciones ectodérmicas), Cushing (hipercorticismo con adiposis facial, cervical y troncular, hirsutismo, estrías cutáneas, distrofia sexual, hipertensión y policitemia), Dressler (pericarditis postinfarto), Dubin-Johnson (hepatopatía hereditaria autosómica recesiva), Eaton-Lambert (manifestaciones miasteniformes asociadas a cáncer de pulmón), Ehlers-Danlos (trastornos hereditarios con lesión del tejido conectivo), Gaisböck (policitemia y trombocitosis sin esplenomegalia), Garnerd (múltiples pólipos adenomatosos en colon y recto), Garland (forma excepcional de neuropatía diabética), Goodpasture (neumonía hemorrágica, glomerulonefritis y muerte por uremia), Gordon (hipertensión arterial, acidosis hiperclorémica e hiperpotasemia) Guillain-Barré (enfermedad neurológica de origen autoinmune con debilidad muscular generalizada), Hoffman (hipotiroidismo, miopatía e hipertrofia muscular), Jacobsen (bronquiectasias, rinosinusitis y situs inversus ), Kallmann (hipogonadismo hipogonadotrópico familiar), Kartagener ( situs inversus, rinitis y sinusitis crónica), Klinefelter (anomalía cromosómica de 2 cromosomas X: 47 XXY), Klippel-Feil (fusión congénita de 2 de las 7 vértebras cervicales), Laurence (lipodistrofia generalizada adquirida), Leriche (oclusión aortoilíaca), Lesch-Nyhan (déficit de hipoxantina-guanina-fosforribosil-transferasa: NG-PRT), Liddle (pseudoaldosteronismo con grave hipertensión precoz), Löffler (eosinofilia pulmonar aguda), Louis-Barr (ataxia-telangiectasia), Mallory-Weiss (laceraciones de la membrana mucosa esfágica, por vómitos repetidos), Marfan (defecto del metabolismo de los mucopolisacáridos: estatura elevada, delgadez, aracnodactilia, cifoescoliosis, hipotonía muscular e inteligencia conservada), McLeod (afectación multisistémica con neuroacantocitosis ligada al cromosoma X), Melkersson-Rossenthal (tríada de edema orofacial recidivante, parálisis facial recurrente y lengua escrotal), Millard-Gubler (parálisis facial del mismo lado de la lesión y hemiplejía del lado opuesto), Mirizzi (complicación benigna de la vesícula y vías biliares), Ogilvie (pseudoobstrucción colónica aguda), Paterson-Kelly (tríada de disfagia, anemia ferropénica y membranas esofágicas), Peutz-Jeghers (poliposis en el tracto digestivo), Plummer-Vinson (glositis grave y anemia ferropénica), Prader-Willi (deleción del cromosoma 15), Rendu-Osler (telangiectasia hemorrágica familiar), Schwartz-Barter (secreción inadecuada de ADH), Sézary (linfoma no hodgkiniano que afecta principalmente la piel), Shy-Drager (hipotensión ortostática neurológica por alteración del sistema nervioso autónomo), Sjögren (hipertrofia de las glándulas salivales y lacrimales), Stevens-Johnson (eritema multiforme), Verner-Morrison (tumor pancreático con producción de péptido intestinal vasoactivo), Von-Hippel-Landau (neoplasias múltiples y carcinoma renal de células claras), Wallemberg (infarto bulbar lateral), Waterhouse-Friderichsen (meningococemia fulminante), Weber-Christian (paniculitis nodular febril recidivante), Wermer (neoplasia endocrina múltiple de tipo 1), Wernike-Korsakoff (amnesia en el alcoholismo crónico), Wiskott-Aldrich (infecciones recurrentes, eccema, y trombocitopenia), Wolf-Parkinson White (síndrome de preexcitación), Wolfram (diabetes mellitus, atrofia óptica y pérdida de visión), Wunderlich (hemorragia renal por angiomiolipoma), Zieve (alcoholismo, anemia hemolítica e hiperlipoproteinemia), Zollinger-Ellison (tumores endocrinos múltiples de base hereditaria familiar).
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Enfermedades La enfermedad se conoce como pérdida de la salud, entendida esta como el estado normal de las funciones orgánicas y psíquicas, que la Organización Mundial de la Salud (OMS) define como «el estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solo la ausencia de enfermedad o invalidez».

Estas son algunas de las entidades patológicas conocidas por el nombre propio: Enfermedad de Abrami (ictericia hemolítica), Abt – Letterer-Siwe (reticulosis histiocitaria infantil), Acosta (mal de las montañas), Addison (hipofunción suprarrenal), Albers-Schönberg (osteosclerosis), Alexander (leucodistrofia), Almeida (paracoccidiosis), Alport (nefropatía hereditaria y sordera), Alzheimer (demencia), Andersen (glucogenosis de tipo iv ), Andrade (polineuropatía amiolidea crónica), Aran – Duchènne (atrofia muscular progresiva), Ayerza (eritremia con cianosis crónica), Baastrup (artrosis interespinosa), Bamle (pleurodinia diafragmática epidérmica), Banti (esplenomegalia primaria con anemia y cirrosis hepática), Barlow (prolapso mitral), Basedow (bocio exoftálmico), Beauvais (reumatismo articular crónico), Behçet Bell (neuralgia del facial), Bence – Jones (mieloma múltiple), Berger (glomerulonefritis mesangial por depósito de Ig A), Bernhardt (meralgia parestésica), Besnier-Böeck-Schaumann (sarcoidosis), Bechterew (espondiloartritis anquilopoyética), Biermer (anemia perniciosa), Binswanger (demencia senil arteriosclerótica), Blumenthal (eritroleucemia), Bornholm (mialgia epidémica por virus Coxsackie), Bourneville (esclerosis tuberosa del cerebro), Bouveret (taquicardia paroxística), Brails-Morquio (osteocondritis distrófica hereditaria), Bright (nefritis), Brown-Séquard (lesión hemilateral de la médula), Buerger (tromboangitis obliterante), Casal (pelagra), Castelman (linfoma benigno gigante), Castellani (bronquitis hemorrágica espiroquetósica), Cavaré (parálisis periódica familiar), Corvisart (tetania), Chagas (tripanosomiasis americana), Charcot (reumatismo articular crónico progresivo), Charcot-Marie-Tooth (polineuropatía sensitivomotora), Chilaiditi (interposición hepatodiafragmática del colon), Christmas (hemofilia de tipo B), Creutzfeldt-Jakob (enfermedad por virus lentos), Crohn (ileítis regional), Da Acosta (mal de las montañas), De Quervain-Crile (tiroiditis subaguda), Dejerine – Sottas (polineuropatía sensitivomotora hereditaria), Di Guglielmo (eritromielosis aguda), Duchènne (distrofia muscular progresiva), Dupuytren (retracción de la aponeurosis palmar), Fanconi (enfermedad fibroquística del páncreas), Fiedler (miocarditis intersticial idiopática), Forbes (glucogenosis de tipo iii), Franklin (enfermedad de las cadenas pesadas), Friedreich (ataxia), Gaucher (lipoidosis autosómica recesiva), Glanzmann (tromboastenia), Hamman-Rich (fibrosis pulmonar intersticial), Hashimoto (estrumitis linfomatosa), Hodgkin (linfogranulomatosis maligna), Heberden (angina de pecho), Huntington (corea hereditaria), Kähler (mieloma múltiple), Kawasaki (arteritis necrosante difusa), Kimmelstiel-Wilson (nefroesclerosis intercapilar), Korsakov (alteración de la memoria), Kussmaul (periarteritis nodosa), Laënnec (cirrosis hepática alcohólica), Landry (parálisis ascendente aguda), Libman – Sachs (endocarditis), Madelung (lipomatosis simétrica benigna), McArdle (glucogenosis autosómica recesiva), Marchiafava-Bignani (encefalopatía alcohólica), Minkowski-Chauffard (esferocitosis hereditaria), Monge (hiperglobulia de las grandes altitudes), Paget (enfermedad ósea generalizada), Parkinson (parálisis agitante), Pel-Ebstein (linfadenoma con accesos periódicos febriles), Pfeiffer (mononucleosis infecciosa), Plummer (bocio nodular tóxico), Pompe (glucogenosis generalizada de tipo ii ), Recklinghausen (osteítis fibrosa osteoplástica), Rendu-Osler-Weber (angiomatosis hemorrágica), Rivalta (actinomicosis), Schönlein-Henoch (púrpura reumática), Simmonds (caquexia hipofisaria), Steinert (distrofia miotónica), Stokes (bocio exoftálmico), Sydenham (corea esencial), Takayasu (enfermedad sin pulso), Thomsen (miotonía congénita), Trousseau (eritema nudoso), Vaquez-Osler (policitemia vera), Von Recklinghausen (neurofibromatosis), Waldenström (hiperglobulinemia con púrpura), Von Economo (encefalitis epidémica o letárgica), Weil (leptopirosis icterohemorrágica), Werlhoff (púrpura trombocitopénica idiopática), Whipple (enfermedad inflamatoria intestinal), Wilson (degeneración hepatolenticular).

Conflicto de intereses El autor declara no tener ningún conflicto de intereses. Bibliografía recomendada De Castro S. Manual de patología general. Elsevier: Barcelona; 2013. Diccionario terminológico de ciencias médicas.13a edición. Masson: S.A. Barcelona; 1992.

  • Diccionario de términos médicos.
  • Real Academia Nacional de Medicina.
  • Editorial médica Panamericana.
  • Madrid, 2011.
  • Farreras|Rozman.
  • Medicina Interna.
  • XVIII edición, volumen I y II, Elsevier: Barcelona; 2016.
  • Gil Extremera B.
  • La medicina pasado y presente.
  • Editorial Alhulia: Granada; 2009.
  • Harrison’s Principles of Internal Medicine, 19th edition, 2 vols, McGraw Hill: New York; 2005.

Marañón G. Manual de diagnóstico etiológico. Duodécima edición. Espasa-Calpe: S.A. Madrid; 1974. Noguer-Balcells. Exploración clínica práctica, 28ª edición, Masson: Barcelona; 2016. Copyright © 2017. Elsevier España, S.L.U. Todos los derechos reservados
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¿Qué signo clínico?

Conocimientos adicionales recomendados – Un signo clínico es un elemento clave que el médico puede percibir en un examen físico, en contraposición a los síntomas que son los elementos subjetivos, percibidos sólo por el paciente. Por ejemplo: la fiebre, el edema, el enrojecimiento de una zona del cuerpo, son signos clínicos. En cambio, el dolor, la astenia, los mareos, son síntomas,
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¿Qué diferencia hay entre signos y síntomas?

ORIGINALES Y REVISIONES Síntoma, signo e imaginario social Symptom, sign and social imaginary Manuel Desviat. Psiquiatra. Centro de Salud Mental de Tetuán. Madrid. Dirección para correspondencia RESUMEN El síntoma cobra sentido en la biografía del sujeto, y se hace enfermedad según el imaginario colectivo.

De los síntomas que dibujaban una clínica sin representación anatómica posible, que estudiara Charcot en la Salpêtrière, a la fibromialgia hay un largo discurrir de las narrativas colectivas. Cada momento histórico escenifica sus representaciones, sean las enfermedades mentales, la manera de entender la familia, la sexualidad o los credos religiosos.

Los individuos tienden a expresar situaciones de malestar por medio de formas significativas para su propia cultura. No hay una semiología de la enfermedad psíquica construida con signos aconductuales, sin sentido. Hay que salir de la trampa del DSM para trabajar en la consecución de una psicopatología que permita comprender la enfermedad mental, que permita una clínica del sujeto en su diversidad.

  1. Palabras clave: semiología psiquiátrica.
  2. Imaginario del enfermar psíquico.
  3. ABSTRACT The symptom acquires sense in the subject’s biography, and it’s made illness in the collective imaginary.
  4. From the symptoms that drew a clinical without anatomical representation, studying by Charcot in Salpêtrière, to fibromyalgia there is a long course of collective narratives.

Each historical moment staged its representations, the mental illnesses, how to understand the family, the sexuality or the religious beliefs. Individuals tend to express discontent through meaningful ways to their own culture. There is no semiology of the mental illness building with non-behavioural signs, meaningless.

We must escape from the trap of the DSM to work towards achieving a psychopathology to understand mental illness, allowing a clinical of subject in its diversity. Keywords: psychiatric semiology. Mental illnesses imaginary. 1. Parto de la creencia, bastante compartida, que estamos ante una crisis de la psiquiatría y de la psicología, atenazadas, entre un reductor positivismo médico, una ideología que reduce la enfermedad mental a las ciencias moleculares del cerebro, y una demanda social proteica, medicalizada, producto de unas nuevas formas de gestión del malestar que, por parte de los gobiernos, busca en la terapia soluciones a las fallas sociales, y por parte de los ciudadanos, atajos a la felicidad.

Una crisis que se viene fraguando en las últimas décadas de la mano del pragmatismo americano, catequizada con la elaboración de los DSM 1, sobre todo a partir del DSM III (1979), manual que refleja el fin del predominio del psicoanálisis en la psiquiatría norteamericana 2,

  • Una doctrina que había sido hegemónica desde 1940 a 1970, hasta el punto, que, como cuenta Pierre Pichot, alrededor de 1945 era prácticamente imposible para un no-psicoanalista llegar a ser jefe de un departamento universitario en EEUU (Pichot P, 2009).
  • Pragmatismo y crisis de los oficios de la salud mental que responde al momento histórico, a una época de crisis en occidente de los valores, a un época donde importa el manejo de las cosas, no su esencia ni siquiera sus mecanismos.

Las grandes narrativas han sido arrinconadas. Los hechos sustituyen los valores en el conjunto de la sociedad. La vida líquida, como se le ha llamado por su inconsistencia (Bauman Z, 2006), y la idiocia política pueblan el imaginario colectivo, donde la insatisfacción prefabricada y permanente se puebla de marcas de consumo desechable, de bienes o remedios para todo, y en donde se incluye, como una mercancía más, los distintos remedios psi, desde las píldoras para todo a los múltiples formatos de consejo y autoayuda.

  1. Un imaginario colectivo, que envuelve al sujeto del síntoma y a todo el escenario.2.
  2. Se sabe desde la antropología que el individuo tiende a expresar las situaciones de malestar por medio de formas aceptables y significativas para su propia cultura.
  3. Lo mismo que sabemos que de los síntomas que dibujaban una clínica sin representación anatómica posible, que estudiara Charcot en la Salpêtrière, de estos síntomas “invisibles” a los “invisibles” dolores de la fibromialgia hay un largo discurrir de las narrativas colectivas.

Cada momento histórico escenifica sus representaciones, sean las enfermedades mentales, la manera de entender la familia, la sexualidad o los credos religiosos. Sea cual sea la metáfora que utilicemos para dar cuenta de la enfermedad -el inconsciente y las pulsiones, los circuitos cibernéticos cognitivistas, la teoría general de sistemas o la biología molecular-.la enfermedad se integra en la experiencia humana como una realidad construida significativamente.

  1. Con Rorty podríamos decir que el mundo está fuera, pero la descripción del mundo no (Rorty R, 1998).
  2. La vida es el asunto de contarnos a nosotros mismos historias de la vida, y de saborear historias acerca de la vida contadas por otros 3,
  3. En la construcción del imaginario sobre la enfermedad mental está, por tanto, la historia de los pueblos, de las comunidades y sus agrupaciones, con sus aconteceres, mitos y símbolos, con los distintos relatos que conforman su interpretación del mundo.

La manera por la cual la enfermedad se expresa en cada sujeto va a reflejar la expectativa que cada sociedad tiene sobre el comportamiento de los enfermos. El síntoma cobra sentido en la biografía del sujeto, y se hace enfermedad según el imaginario colectivo.

Es la comunidad la que tiene los criterios de lo normal y lo patológico, es la comunidad quien lo sanciona. Ningún síntoma psicopatológico aislado, considerado en sí, resulta sin más anormal o incluso morboso. Los síntomas más patognomónicos y alejados de lo habitual (como las alucinaciones), en determinadas circunstancias y en determinadas culturas, borran sus límites entre lo normal y lo patológico.

El síntoma requiere la búsqueda de sentido del deseo, escondido o no, del enfermo, deseo que esté vinculado con el lenguaje común, con la narrativa de cada lugar y momento histórico. Tan importante es la genealogía de los genes como la genealogía cultural y mítica que se trasmite con el barrio donde se habita, con la familia de la que se desciende.3.

  1. ¿Pero qué se entiende por síntoma en psiquiatría? ¿Qué en medicina? Volvemos a encontrar aquí la escisión cartesiana, el antiguo debate cerebro-mente, naturaleza cultura, la confrontación entre ciencias naturales o ciencias del espíritu.
  2. ¿Qué enferma el cerebro o el alma? “Mente sin cerebro” o “cerebro sin mente”.

Un debate que algunos creyeron resuelto con la Medicina Basada de la Evidencia. La cuestión es que hoy, en medicina, el síntoma es la expresión de la enfermedad (del mal estado de la salud de un sujeto). La medicina, y con ella la psiquiatría, no distingue generalmente entre síntoma (un fenómeno: lo que el paciente dice de su malestar) y signo (un hecho: anomalías observaciones, pruebas).

  • Entre un acto de conducta y un coma.
  • No distingue, pues, para la medicina todo síntoma es un hecho, un dato, expresión directa de una lesión, señal de un órgano o del mal funcionamiento fisiológico.
  • La historia de la medicina es la progresiva entronización de los signos entendidos como hechos, la historia de la sustitución de los síntomas por los signos.

Podríamos decir, que la medicina del signo se ocupa del cuerpo y de sus aparatos, pero entiende más su animalidad que su humanidad. Sólo el dolor se mantiene como un fenómeno irreductible a la objetivación. Como un fenómeno y por tanto dotado de sentido, de subjetividad.

Berrios define bien la aspiración de la psiquiatría a ser como el resto de la medicina cuando concibe el síntoma psicopatológico como la interacción entre una tenue señal biológica (originada en una localización del sistema nervioso) y las capas de códigos psicosociales, calificadas como ruido, que participan en el proceso de formación del síntoma.

Lo que importa es la falla biológica (Berrios G.E and Fuentenebro de Diego F, 1996). El contenido, el significado del síntoma, es irrelevante; es ruido. Esta manera de entender el síntoma, tan común hoy, hace borrón y cuenta nueva con toda la historia de la psiquiatría, de la construcción psicopatológica de la enfermedad mental; con ella podemos desprendernos, por pre-científicas, de las obras de Pinel a Falret, de Grissinger a Kraeplin, de Jaspers a Bleuler, de Freud a Enry Ey.

  1. Por citar unos pocos que no cumplen criterios.
  2. Tenemos marcadores biológicos, predictores de respuesta, spet cerebral, protocolos, escalas, meta-análisis rondomizados, y una propedéutica, un breviario que ha convertido en datos toda la semiología psiquiátrica, estableciendo criterios diagnósticos en base a ítems agrupados binariamente (presencia/ausencia) o según intensidad o gravedad, y escogidos por consenso, o por votación como decía uno de los pocos maestros que tuvo mi generación, el recién fallecido Carlos Castilla del Pino.
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¡Qué si no los DSM, las CIE, y no sé cuantas escalas y clasificaciones internacionales! La evolución de los síntomas (signos) en el DSM es significativa de la evolución de la psiquiatría hoy dominante. En la 4ª edición del DSM (DSM-IV), se eliminó el diagnostico de trastorno mental orgánico en un intento de hacer ver que todos los trastornos mentales pueden tener una base biológica o una causa “médica” (se entiende la medicina como sólo biológica), que pasa a denominarse: síndrome confusional (delirium), demencia, trastorno amnésico y otros trastornos cognitivos.

Posteriormente, ahondando en el mismo esfuerzo por hacer hincapié en la base biológica de la enfermedad mental, el DSM IV y la revisión TR excluyen el término psicogénico. De forma similar se ha eliminado el término neurosis. Robert L. Spitzer lo deja claro en su introducción al DSM III, manual por antonomasia de la psiquiatría actual, que define y defiende como ateórico, y como ahistórico (Valdés Miyar N, 1983;American Psichiatric Association, 2002).

Como lo tiene también claro el otro gran libro paradigmático de la psiquiatría estadounidense, el Kaplan (Sadock B.J. and Sadock VA, 2009), que en su capítulo sobre “Signos y síntomas” dedica poco más de una página a dar cuenta de los conceptos de neurosis y psicosis, que considera necesario mencionar porque se siguen utilizando en el hablar coloquial de los profesionales, y de los términos síntoma y signo que hace sinónimos; consagrando las 10 páginas siguientes del capítulo a un glosario alfabético de términos.

  1. La última edición de la Sinopsis, la 10º, de 2009, tiene 1470 páginas 4,
  2. El problema es que el predominio de está psiquiatría, que reduce el saber sobre la enfermedad a una serie de algoritmos y árboles de decisión, está haciendo que se pierda, sobre todo en las nuevas generaciones de profesionales de la salud mental, esa mirada amplia -que comportaba la promiscua concurrencia con la filosofía, con el arte, con la cultura- que constituyó en sus orígenes a la psiquiatría.

Saber del hombre en su contexto, en su estar-en-el mundo, en su determinación histórica, social, biológica, psicológica, donde cobran sentido los síntomas. Saber en el qué se fundamentó buena parte de la psicopatología en su intento de comprender la enfermedad mental y el alcance de la conducta diagnóstica y terapéutica.

El problema es que este predominio de breviario está haciendo que se desconozca la laboriosa construcción de la semiología psiquiátrica, iniciada con el alienismo y que Lantéri-Laura agrupa en tres grandes paradigmas en su libro Ensayo sobre los paradigmas de la psiquiatría moderna: el paradigma de la alienación mental, el paradigma de las enfermedades mentales y el de las estructuras psicopatológicas; y cuyo final fija en el último tercio del siglo pasado, concretamente en 1977, fecha de la muerte de Henry Ey, para concluir sin atreverse a considerar como un nuevo paradigma a la psiquiatría que se hace a partir de entonces (que de ser algo sería la del síndrome y estaría ligada a las propuestas de Kurt Schneider), y, sobre todo, preguntándose ¿a qué precio puede prescindir la psiquiatría clínica de toda referencia a una psicopatología?¿Qué precio se paga y qué esconde este desprecio por la historia, por el sujeto enfermo, por la clínica? Pues, a poco que uno quiera, es difícil no entender, no querer ver la necesidad de una psicopatología que aporte un cuerpo teórico a nuestra práctica, que nos permita comprender la enfermedad mental y el diagnóstico y la terapia en sus enfoques psicológico, biológico y social.

No hay hechos sociales sin sujeto ni sujeto sin historia ni una semiología del enfermar psíquico construida con signos aconductuales, sin sentido. El pragmatismo supuestamente ateórico de la psiquiatría hoy hegemónica encubre una teoría neopositivista consecuente con las tendencias neoliberales del momento.

  1. Supuesta verdad científica que encubre una práctica, tanto en la investigación, como en la clínica o la lucha contra el estigma, que desaloja al sujeto en beneficio del mercado.
  2. Decía Luis Martín Santos, en Libertad, transferencia y psicoanálisis existencial (Martín-Santos L, 1964) que no hay posibilidad de desposeer a ningún acto de la conducta humana de un resto de interpretabilidad, salvo en los comas y actos aconductuales puros.

El intento de identificar el síntoma de la medicina reducida a biología con el síntoma de la psicopatología es tan burdo intelectualmente como intentar reducir todo el universo a la razón biológica. O explicar el origen de la especie humana por el creacionismo.

  • El hecho, el síntoma psiquiátrico, como bien se ha señalado en la literatura psiquiátrica, exige de la interpretación 5 ; exige de la interpretación pues contiene un mundo de sentido, que a su vez lo modifica.
  • Aquí no vamos a encontrar la estabilidad del signo médico: hay un proceso, una interacción, que muta los cuadros clínicos.

Aquí la clínica es forzosamente un proceso adaptativo entre el paciente, su mundo y el terapeuta. Estamos con la definición de síntoma que hacen en su Semiología Psiquiátrica, Paul Bernard y Simone Trouvé (Bernard P and Trouvé S, 1978), para quienes el síntoma es el resultado dinámico, complejo, de la forma en la personalidad del sujeto ha integrado, reelaborado y trasformado escenas y situaciones vividas de una manera más o menos dramática o “traumatizante”.

Añadiendo que, para su comprensión e preciso tener el conocimiento de los mecanismos psicodinámicos que intervienen, y no aislar al síntoma del conjunto de la persona y del mundo que la caracteriza. Con Freud diríamos que los síntomas expresan tanto lo que ha sido reprimido como lo que ha constituido la causa de la represión, por lo que los síntomas tienden unas veces a procurar satisfacción y otras a preservar al sujeto contra la misma (Inhibición, síntoma y angustia) (Freud S, 1968) ¿Y el signo? ¿Por qué está ambivalencia? ¿Qué diferencia en psicopatología al signo del síntoma? Decíamos antes que el signo, es, para nosotros, la señal, el artefacto, el hecho, y el síntoma el fenómeno.

Fernando Colina, explica la distinción entre uno y otro con total claridad en su libro El saber delirante (Colina F, 2001) -la cita me sirve además para seguir mencionando libros imprescindibles-, cuando plantea dos bloques de manifestaciones delirantes: uno vinculado al significante y otro al significado.

  1. El estallido psicótico viene a producir fragmentos del soporte material de las palabras, el significante, esa sopa de letras que a veces constituye el lenguaje del esquizofrénico, cuyo resultado son lo síntomas que denominamos primarios.
  2. Frente a estos fenómenos disolutivos de la estructura, de la integridad del paciente, éste reacciona con un esfuerzo interpretativo y resolutivo que configura el delirio de significado.

Intento de reconstrucción de la crisis, respuesta, defensa del síntoma a favor de la integridad del delirante (Colina F, 2001). En palabras de Minkowski (Minkowski E, 2000) (1967) el enfermo intenta dotar de sentido a su paisaje de ruinas, más para conseguirlo fuerza necesariamente las reglas del razonamiento que consideramos correcto.

Poco más sobre el síntoma; quizás hacer ver, que existe un debate rico, más allá de la psiquiatría y del psicoanálisis, en la lingüística, en la antropología, en la filosofía, sobre signo y síntoma, significante y significado; como lo hay sobre el imaginario. Un debate a tener en cuenta en los programas de investigación en nuestras especialidades.

Diferencia entre signos y sintomas (con NOVEDADES sobre semiologia)

Algo que me lleva, antes de terminar con unas palabras sobre el imaginario colectivo de la enfermedad mental, a señalar otra de las carencias importantes en la investigación clínica: la escisión de la que ya hablara Jaspers entre quienes hacen clínica y quienes hacen investigación, o bien, más habitualmente, entre quienes ven pacientes y quienes escriben sobre cómo se ven los pacientes.

Brecha que hace que las preguntas que responden los investigadores no sean las que se producen en la clínica, y disociación que hace que los trabajos sobre clínica sean muchas veces revisiones de la literatura internacional de escasa aplicación a la práctica cotidiana. No hay, por lo general, al menos en la asistencia pública, equipos que se planteen la actividad como una praxis que una la teoría y la práctica, porque no hay de verdad un trabajo en equipo; hay unos que tienen el tiempo de pararse a reflexionar o más frecuentemente a fotocopiar textos, a cortar y pegar, y otros que tras la presión asistencial escasamente pueden actualizarse.

Y la cuestión es, como ya he dicho y escrito en otros lugares, que la supervivencia de la psiquiatría, de la psicología clínica, y de las formas de atención que admiten la diversidad teórica, la multiplicidad de enfoques, dentro de un modelo comunitario que pueda dar cuenta de los trastornos mentales, ya no está solo en la reordenación de los servicios, en el cierre de las instituciones asilares, en el trabajo en red, en la mayor accesibilidad y equidad de los servicios.

  • La supervivencia, de la psicología, del modelo comunitario, está en una clínica que haga frente a la reducción de la neurofarmacopsiquiatría, que haga frente a la psiquiatría y a la psicología del signo, del dato; a las terapias vendidas al mercado.
  • Tenemos, después de medio siglo de reformas psiquiátricas, de desarrollo de programas de salud mental comunitaria, programas eficaces, más eficaces que nunca, pero débiles, precarios psicopatológicamente, y no siempre respetuosos con la autonomía del paciente, con su deseo o falta de deseo, con una clínica del sujeto.

Hay que recuperar la clínica psicopatológica de ayer, hecha tantas veces en el adentro de la cerca de las instituciones hospitalarias, y sobre ella construir una nueva clínica que de cuenta de la diversidad del ser humano, que se construya desde la libertad y ciudadanía del paciente y en fluida confluencia con otras ramas del saber y de la técnica.

Una clínica integradora que considere los enfoques psicológico-dinámico, biológico y social. (Y aquí debería jugar un papel importante un psicoanálisis ligado a lo público, social y éticamente responsable). No es de extrañar la dificultad que encontrara Lantéri-Laura para hallar algo fundante que le permitiera considerar como nuevo paradigma a la psiquiatría hoy llamada biológica, o de las neurociencias; pues, a pesar de los avances indudables de las llamadas neurociencias, ni la psiquiatría biológica ni el modelo sindrómico del DSM tienen suficiente entidad para constituirse en un nuevo paradigma que pueda explicar el hecho psicopatológico.

Ni siquiera, en la psicofarmacología, donde más se ha avanzado, y sin embargo, aun no es posible la identificación de dianas moleculares en el desarrollo de nuevos fármacos, por lo que se sigue matando moscas a cañonazos como alguno de sus próceres reconoce 6,

Su predominio, el predominio de la psiquiatría del cerebro, o molecular, en la comunidad profesional de hoy día se debe sobre todo a una cuestión de poder, a la predominio del pragmatismo del que hablaba al inicio de esta conferencia, producto de las necesidades de aculturación del pensamiento político neoliberal.

Se debe a la imposición de lenguajes y verdades únicas de quienes detentan el predominio de la verdad, verdades que parafraseando a Sánchez Ferlosio precisan de guardaespaldas para sostenerse (Sanchez Ferlosio R, 1994). Las campañas contra el estigma, la lucha contra el estigma, ejemplariza cuanto decimos y señala también las dificultades de un cambio de mentalidad que supone un cambio en el imaginario profesional pero también un cambio en el imaginario colectivo.

La mayoría de las campañas iniciadas, al menos en nuestro país, son campañas hechas desde el propio prejuicio, desde las propias empresas que desalojan al sujeto de la práctica psiquiátrica. Son labor de marketing de algunos profesionales líderes de opinión de las empresas farmacéutica. Y crean más estigma, y más consumo farmacéutico.

Luchar contra el estigma significa cambiar las formas de hacer psiquiatría. Sólo es posible cambiar la representación social que de la enfermedad y de su tratamiento tienen las colectividades, con el ejemplo vivo de experiencias de transformación que demuestran la realidad desvalida, la fragilidad del enfermo mental grave, en especial del psicótico; experiencias que demuestran sus posibilidades de convivencia.

  • Tenemos estudios cualitativos aquí, en España, en lugares donde se han producido reformas desinstitucionalizadoras y comunitarias que lo demuestran (Desviat M et al, 1997).
  • Hoy en día el hospital psiquiátrico, la gran institución opresora que movilizó las reformas psiquiátricas tras la II Guerra Mundial, ya no es la principal causa de exclusión; aunque perdure, más o menos disfrazado, ha perdido su hegemonía, es un residuo.

Los muros a derribar son otros y están en la cabeza de buena parte de los profesionales y en el imaginario social, en el imaginario colectivo de los pueblos. Derribarlos supone un trabajo clínico, una recuperación del pensamiento colectivo en los equipos, la no separación de la indagación y la actividad clínica, la no separación de de la teoría de la práctica, y supone, sobre todo, algo más, una trabajo ciudadano y social, desde las herramientas de nuestros oficios, para cambiar un imaginario colectivo que deposita cada vez más las dificultades y malestares a los que arroja al ciudadano la creciente alienación de la vida cotidiana en manos de expertos y chamanes, convirtiendo muchas veces en síntomas la incapacidad para hacer frente a los reveses de la existencia, o las fallas de un sistema social que predispone, cuando no provoca y prolonga las llamadas enfermedades mentales.

  1. Bibliografía: (1) American Psichiatric Association (2002) DSM-IV-TR 2360.
  2. Barcelona: Masson.
  3. 2) BACA E (2007) Teoría del síntoma mental.
  4. Madrid: Triacastela.
  5. 3) BAUMAN Z (2006) Vida líquida.
  6. Barcelona.
  7. 4) BERNARD P, TROUVÉ S (1978) Semiología psiquiátrica.
  8. Barcelona: Toray-Masson.
  9. 5) BERRIOS G.E, Fuentenebro de Diego F (1996) Delirio.
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Valladolid: Trotta. (6) CHARCOT JM, Introducción, s.y.n.D.M. (1989) Lecciones sobre histeria traumática. Madrid: Nieva. (7) COLINA F (2001) El saber delirante. Madrid: Síntesis. (8) DESVIAT M, DELGADO CRIADO M, AND FERNÁNDEZ SAN MARTÍN MI Y OTROS. (1997) Morbilidad psiquiátrica en población general en Leganés y Pinto (Madrid).

Uso de servicios de salud mental y opiniones y actitudes de la población hacia la enfermedad mental.74. Psiquiatría Pública, 9 (5), 315-326. (9) FERNÁNDEZ LIRIA A, RODRÍGUEZ VEGA B (2001) La práctica de la psicoterapia. Bilbao: Biblioteca de Psicología Desclée de Brouwer. (10) FREUD S (1968) O.C. Madrid: Biblioteca Nueva.

(11) IONESCU S (1994) Catorce enfoques de la psicopatología. México DF: FCE. (12) MARTÍN-SANTOS L (1964) Libertad, temporalidad y transferencia en el psicoanálisis existencial. Barcelona: Seix Barral. (13) MINKOWSKI E (2000) La esquizofrenia. México DF: FCE.

  • 14) PICHOT P (2009) La psiquiatría actual.
  • Madrid: Triacastella.
  • 15) —— (1983) Un siglo de psiquiatría.
  • Madrid: Roche.
  • 16) RAMOS GOROSTIZA P, REJÓN ALTABLE C (2002) El esquema de lo concreto.
  • Una introducción a la psicopatología.
  • Madrid: Triacastela.
  • 17) RORTY R (1998) Pragmatismo y política.
  • Barcelona: Pensamiento Contemporáneo.

(18) SADOCK B.J., SADOCK VA (2009) Kaplan & Sadock. Sinopsis de psiquiatría. (10 edn) Barcelona/Philadelfia. (19) SANCHEZ FERLOSIO R (1994) Vendrán más años malos y nos harán más ciegos. Barcelona: Destino. (20) VALDÉS MIYAR N (1983) Brevario DSM-III. Barcelona: Masson. Dirección para correspondencia: Correo electrónico: [email protected] Recibido: 12/07/2009 1 DESM I DSM II1968. (Pichot P, 1983; Ionescu S, 1994) 2 Hay unos orígenes en el movimiento neokrrepeliano de origen inglés (Mayer_Gros, Slater y Roth), con su enconada crítica al psicoanálisis, que en EEUU está representado por Robins, Winokur y Guze, que colabora en el DSM III (Klerman, 1978, 1985), aunque se distancian por el no mantenimiento del concepto de enfermedad.3 Anderson H, Goolishian H A.

Beyond cybernetics: Comments on Atkinsin and Heath’s “Further thougts in second-order family therapy”. family Process 1990, 29, 157-163. Citado en: Fernández Liria A, Rodríguez Vega B (Fernández Liria A and Rodríguez Vega B, 2001) 4 Hay quien afirma que este ateoricismo es una ilusión, por su deslizamiento hacia una orientación conductista o quienes plantean si no oculta la existencia de un politeorismo real (Ionescu, p 46 de) (Ionescu S, 1994).

En mi opinión, detrás hay una clara orientación biológica comprometida con la psicofarmacología, uno de las pocas áreas donde se investiga junto a la genética.5 Reseño dos libros recientes de nuestra propia cantera: La psicopatología de lo concreto, de Pablo y Carlos Tejón (Ramos Gorostiza P and Rejón Altable C, 2002) y la revisión de Enrique Baca Teoria del síntoma mental (Baca E, 2007) 6 Miquel Casas, mesa redonda en Santiago de Compostela.
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¿Cuáles son los diferentes tipos de signos?

Tipología de signos

Tipo de signos
Según el aparato receptor Táctiles Percibidos con el tacto: signos del alfabeto braile.
Gustativos Percibidos por el gusto: sabores de alimentos.
Visuales Percibidos por la vista: símbolos químicos, diagramas.
Auditivos Percibidos con el oído: lenguaje verbal, ruidos de animales.

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¿Cómo son los del signo de cáncer?

Horóscopo Cancer: Características y Predicción del signo del Zodiaco Cáncer es un signo cardinal y comprendido dentro de los signos de agua. De los signos zodiacales, su carácter es el menos claro; puede ser desde retraído, insociable y pelma, hasta deslumbrante, atractivo y admirado por los demás.

A veces es demasiado soñador, por eso equivoca el mundo real con la utopía que ha construido en su cabeza: el refugio de las fantasías que adora. Los Cáncer tienen una memoria extraordinaria y además poseen un talento innato para las artes y las letras notable. Además son ambiciosos y pueden cambiar sin dificultad de profesión, de amistades, etc.

El Cangrejo vive su vida dando dos pasos hacia delante y uno hacia atrás; es curioso pero temeroso, es bravo pero sensible, es voluble pero conservador, ¡vamos!, ¡el mejor exponente del espíritu de la contradicción pura! Cuando se trata de amor, en sus relaciones Cáncer es también una mezcla de contradicción; si mantiene una relación estable, ama de verdad, sinceramente, aunque en su yo interno eso no significa que no pueda mantener relaciones sexuales con otras personas.

Cáncer, hoy la concentración en todo lo que hagas a cada momento será algo muy importante, especialmente en el ámbito del trabajo: no divagues, pon los pies en la tierra y mira la realidad que te rodea con buenos propósitos. Por otro lado, tu mundo emocional necesitará un pequeño repaso para evitarte problemas. Es posible que hoy mezcles tus emociones con la razón, Cáncer, algo que deberías evitar o te causará diferentes problemas, especialmente en tus relaciones con las personas del entorno cercano. Piensa antes de hablar y no intentes imponer tu voluntad a toda costa, porque además de no conseguirlo, aumentarán las diferencias entre tú y los demás. Cáncer, hoy deberías prestar más atención a tu entorno, porque es posible que alguien a quien quieres necesite tu ayuda, pero quizá no quiera pedírtela por diferentes motivos, así que tendrás que ser tú quien dé el primer paso. Además, todo lo que des, vendrá a ti aumentado con creces. ¡Y no regañes tanto! Quizá hoy sientas cierta frialdad e incomprensión hacia ti, Cáncer; esto podría hacer que acabes sintiendo aislamiento y una soledad más o menos profunda. El aprendizaje de este día estará en no querer controlar o influir tanto en las personas del entorno cercano. Sé más tolerante y flexible, así conseguirás mejores resultados. Es posible que hoy tengas algunas dificultades en tus relaciones sentimentales, Cáncer; el diálogo será la mejor vía de solución, así que trata de practicarlo. En general, las actividades relacionadas con el plano social se encontrarán muy bien aspectadas, y no solamente eso, también tendrás una gran vitalidad y sensualidad.

: Horóscopo Cancer: Características y Predicción del signo del Zodiaco
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¿Qué son los signos físicos?

Los signos y síntomas clínicos son señales de alerta del cuerpo, indican alguna afección patológica. El especialista evaluador durante la examinación se encarga de comprobar, observar e interrogar al paciente respecto a los signos y síntomas que lo aquejan, y así poder establecer un diagnóstico.
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¿Qué son los signos psicologicos?

/p> > Un artículo de Marta Martín Hernández, psicóloga de la Residencia de Mayores Casillas del Ángel (Fuerteventura), y Clara Luque Jiménez, psicóloga y directora del mismo centro gestionado por Clece Sociosanitario Los síntomas psicológicos y conductuales (SPCD) son síntomas mentales compuestos por alteraciones emocionales, conductuales y del pensamiento, que se pueden observar tanto antes de que se desencadene una demencia como durante el curso de la misma. Se observa muy frecuentemente en las personas mayores, por lo que lo común tanto en el entorno familiar como en el residencial, es que estos signos sean los más consultados a los profesionales. Las alteraciones emocionales más conocidas son la depresión, la ansiedad o ansiedad y depresión (combinada), las cuales en muchas ocasiones pueden ser intrínsecas o asociada al deterioro cognitivo, y en otros casos, independiente de este. Estas alteraciones resultan muy molestas para la propia persona generando emociones y cogniciones negativas, y a su vez, sufrimiento y angustia. En cambio las alteraciones conductuales, suelen tener un componente disruptor más social, y pueden ser de dos tipos: por exceso de actividad o conducta, como gritos, agresividad, acciones verbales o motoras repetitivas, deambulación, deshinibición social y/o sexual, comportamiento aberrante, etc. Por defecto: apatía, inhibición, negativismo, O una combinación de ambos. Siendo en algunas situaciones la persona muy activa y otras presentando una baja tasa de respuesta. En tercer lugar, están las alteraciones del pensamiento, como son los delirios y las alucinaciones, las cuales resultan limitantes para la relación del usuario con su entorno personal y social. Que Es Un Signo En Una Enfermedad Los síntomas psicológicos y conductuales pueden observarse tanto antes de que se desencadene una demencia como durante el curso de la misma Esta categorización de alteraciones no deja de ser una forma de organizarlas o clasificarlas, ya que los componentes emocionales y del pensamiento, están directamente relacionados con las conductas ya sean por exceso o por defecto de las mismas.

  1. En muchas ocasiones estos síntomas permiten observar un cambio en la persona para investigar y evaluar si se está produciendo un deterioro de las capacidades cognitivas del mismo o se deben a otro motivo ya sea la organización del espacio físico y/o social, o incluso motivos médicos.
  2. Por lo que sirven, como señal de alarma de un posible cambio neuropatológico,

La forma de abordar estas alteraciones comprende muchos factores. Si centramos la atención en los no farmacológicos (siempre que sea posible), abordaremos la situación problemática haciendo una evaluación de los síntomas en primer lugar. Siendo útil para evaluarlos las escalas específicas, la observación sistematizada y la información aportada por informadores (cuidadores y familiares).

  1. Para una vez obtenida está información, poder comprender los posibles factores que la desencadenan.
  2. Lo cual, permitirá diseñar la mejor manera de intervenir según las características específicas del problema y de las singularidades del usuario.
  3. Es fundamental que el diseño de la intervención tenga en cuenta los factores personales, gustos y la personalidad de la persona a la que va dirigida.

Las intervenciones pueden ser grupales o individuales, en función del objetivo propuesto. En los momentos en los que el usuario precisa corregir conductas que le limitan en su interacción con los demás, ya sea por un comportamiento disruptivo como desinhibición social, como por defecto, por ejemplo apatía, es útil usar técnicas y terapias que se realicen mediante una metodología grupal, lo que permite reforzar y entrenar conductas y habilidades sociales.

  • Las terapias grupales son fundamentales para evitar el aislamiento social muy frecuente en las personas adultas mayores.
  • Las terapias individuales en cambio, son programadas para trabajar alteraciones cognitivas específicas, alteraciones emocionales en personas con deterioro leve y el componente cognitivo de muchos de los trastornos.

En diversas ocasiones las alteraciones mostradas por los usuarios indican una necesidad o demanda subyacente. Las necesidades pueden ser biológicas o médicas, producidas por un deterioro cerebral, una descompensación farmacológica, una patología no descubierta, etc.

En cuanto a las demandas, pueden estar relacionadas con necesidades afectivas, falta de estímulos o actividad, déficits de interacción o vinculación con los demás, Es importante conocer que por muy grave que sea el deterioro siempre se debe buscar algún tipo de recurso terapéutico. Que oscilará entre mayor componente cognitivo y conductual en demencias o alteraciones cognitivas leves, hasta llegar a un componente más sensorial y de mayor simplicidad estimular en un deterioro moderado y grave.

Cuando la persona mayor presenta un deterioro leve se pueden utilizar distintas estrategias terapéuticas ante estos síntomas psicológicos y conductuales (SPCD). Por ejemplo la estimulación cognitiva, el entrenamiento cognitivo y la rehabilitación cognitiva son la primera estrategia terapéutica cuando el objetivo es mejorar y/o ralentizar el deterioro de las capacidades cognitivas.

También son útiles las ayudas externas, como calendarios, agendas, aparatos de comunicación, etc., que permiten suplir carencias que pueden estar generando malestar. Cuando se quiere trabajar habilidades sociales, conductas inadecuadas o trastornos emocionales se puede trabajar mediante técnicas de psicoterapia, reminiscencias, musicoterapia, arteterapia y terapias de ocio entre otras.

Las alteraciones conductuales, en todos los estadios de la demencia, precisan de una intervención conductual pudiendo ser abordadas mediante un análisis funcional de conducta, intervenciones físicas y del espacio (luz, ruido) y terapias sensoriales.

  • Cuando la demencia progresa y el deterioro es mayo r, es fundamental estudiar el entorno, usar terapias sensoriales, terapias musicales y de validación, que permitan mantener en todo momento la humanización del adulto mayor.
  • Las terapias sensoriales y musicales, permiten estimular los sentidos más básicos del usuario como el tacto, la vista, la propiocepción, el oído, el gusto y el olfato.

En estadios de menor deterioro son útiles para regular componentes emocionales perturbadores para el bienestar del mayor, conectando con vivencias anteriores y propiciando la generación de momentos de disfrute y placer en el presente. Cuanto mayor es el deterioro, se realizará mayor simplificación de las actividades sensoriales, aunque manteniendo las sensaciones que le resulten agradables, y que les permitan reconectar con su cuerpo y su entorno.
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¿Qué es el diagnóstico?

Proceso en el que se identifica una enfermedad, afección o lesión por sus signos y síntomas. Para ayudar a hacer un diagnóstico, se pueden utilizar los antecedentes de salud o realizar un examen físico y pruebas, como análisis de sangre, pruebas con imágenes y biopsias.
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